Desde la controversial sentencia 168/13 emitida por el Tribunal Constitucional, referente a las demandas de nacionalidad interpuestas por los extranjeros y sus descendientes que entran ilegalmente a nuestro territorio, como son en su mayoría los nacionales haitianos, el tema de esos inmigrantes en República Dominicana no se había sentido con tanta intensidad como en los últimos días.
Las reseñas periodísticas, más los videos y fotografías alusivos a este tema difundidos por las redes sociales, dan la impresión de que la presencia de los haitianos en nuestro territorio es cosa de hoy.
¿Por qué ahora? Esta es la pregunta que igual que yo quizás se estén haciendo muchas personas en los actuales momentos, dado que la inmigración masiva de haitianos a territorio dominicano es precisamente un tema de discusión permanente.
¿Qué se pretende con poner en la palestra una realidad histórica y consabida por todos los dominicanos, y por el mundo entero? Sin aventurarme a buscar explicaciones categóricas, quiero más bien referirme a varios aspectos.
Lo primero es que para ningún ciudadano resulta un secreto los esfuerzos que cada día realizan las autoridades dominicanas para resolver un problema tan antiguo como el nacimiento mismo de nuestra patria. Cada día, cientos de personas del vecino país son devueltas por la Dirección General de Migración, por no poseer documentos que avalen su estadía legal en República Dominicana, acciones que son cónsonas con la Constitución y ordenamiento jurídico nacional.
La facilidad con que cruzan esos extranjeros a nuestro territorio, tampoco es nada nuevo. Los organismos de seguridad apostados en los pasos fronterizos con Haití, como el Ejército y el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront), realizan su trabajo acorde con los lineamientos instruidos por sus superiores. Y aun así, para garantizar transparencia y efectividad en esas funciones, con frecuencia se producen movimientos de mandos claves en la línea fronteriza, como el que se produjo hace poco.
La Cancillería dominicana en coordinación con las autoridades haitianas mantienen constantes reuniones, en aras de afrontar una realidad que data de varias décadas, y que a nadie en su sano juicio se le puede ocurrir que será resuelta en un abrir y cerrar de ojos.
El presidente Danilo Medina es el primer interesado en que el Estado dominicano aplique su soberana decisión de hacer cumplir la Constitución y las leyes en cualquier circunstancia, respetando siempre los derechos humanos y la dignidad de las personas.
Entonces, insisto, si está en marcha un plan de trabajo mancomunado y estratégicamente pensado para hacer efectiva la política migratoria de República Dominicana, ¿qué explica el resucitar de un tema que nunca ha dejado de ser noticia de este lado de la isla?