En unas breves declaraciones, la Cancillería salvadoreña anunció un “acuerdo que … fortalecerá las excelentes relaciones que ya hay con la República Dominicana,” que permitirá a ciudadanos salvadoreños y dominicanos viajar sin visa, permitiéndose el ingreso solo con un pasaporte vigente, para una estadía de 90 días. Este acuerdo se suma a los anunciados con Guatemala y Honduras, durante la Cumbre del CELAC, a finales de enero.
Curiosamente, el anuncio se produjo días después de la publicitada visita a México del Secretario de Estado Rex Tillerson, y el Secretario de Estado de Seguridad Doméstica, general John Kelly. La contraparte mexicana estuvo compuesta por el poderoso Secretario de Gobernación, los Secretarios de Defensa Nacional, y de Hacienda, y el secretario de Exteriores Videgaray y el secretario de la Marina, General Vidal Soberón. Videgaray, amigo del hijo político de Trump, es egresado del afamado Instituto Tecnológico de Massachusetts, pues la presente coyuntura mexicana requiere de rigor analítico, donde no caben improvisaciones. El general Soberón encabeza una rama élite de las fuerzas armadas, estrechamente ligada al Pentágono.
Al final de la reunión, el Secretario Videgaray señaló que el fenómeno migratorio empieza “en Centroamérica, especialmente en Honduras, Salvador y Guatemala,” por lo que se “había acordado con la delegación del Gobierno de Estados Unidos llevar a cabo un diálogo “constructivo” con países de la región a fin de abordar la problemática.” Y es que durante los últimos años, el flujo migratorio mexicano ha sido negativo, pues salen más de lo que ingresan, mientras aumenta el centroamericano, provocado por la violencia propiciada por los despiadados carteles mexicanos que operan en esa región, y las brutales pandillas y maras locales. Siendo así, terminada la reunión, el Departamento de Estado emitió una nota insistiendo que México refuerce su frontera con Guatemala. Es decir, los norteamericanos plantean reforzar su frontera con México, y la frontera mexicana con Centroamérica. La justificación de semejantes medidas fue explicada por el general Kelly, durante su confirmación senatorial: debemos “asegurar nuestra frontera (sur). La inmigración ilegal, el narcotráfico y el terrorismo … son una amenaza para los Estados Unidos,” y añadió que “los terroristas podrían utilizar esas vías para entrar y atacar el país, e incluso introducir armas de destrucción masivas…” Esto así, pues las redes de narcotráfico y las redes terroristas, en ocasiones, encuentran puntos de coincidencia, pues los primeros no han tenido reparos en utilizar métodos terroristas, ni los segundos en financiarse con el narcotráfico.
Es por estas razones, que cabe preguntarnos: ¿ Nos estamos involucrando, sin necesidad, en un grave problema de seguridad nacional norteamericano? ¿Chocaríamos con la administración Trump? ¿Resulta prudente eliminar los requisitos de entrada a tres de los países más violentos del planeta?
¿Necesita el gobierno más problemas?