Quien resiste los cambios, se resiste a vivir lo que la esperanza prometió. Un buen amigo compartiendo anécdotas me dijo, vivir dos años en el ejército me llevó de niño a convertirme en hombre. Jesús entró al desierto 40 días, de allí salió convertido en el Cristo; el pueblo hebreo entró al desierto 40 años, lleno de Egipto y preso de una mentalidad de esclavitud, pero salió como una nación organizada, guerrera y unida. No preguntes “por qué paso por esto o aquello”, ¡debes pensar nací para algo que nadie hará como yo!
Dios cuidadosamente ha escogido los procesos justos para hacerte “más que vencedor” ¡nunca menos! ¡De modo que cada alma tendrá el proceso que le llevará a su progreso y cada hijo la herencia que ganó en obediencia!