“Pedro: ¿Qué opinas sobre la política?”. Esa pregunta me la hizo un amigo hace poco. Le respondí con lo que siempre he pensado: “La política es servicio, y no creo mucho en aquellos que están en política sin presentar previamente una hoja de servicio a la comunidad, y el servicio se aprende dando ejemplo desde niño o desde joven”.
La gente quiere saber la finalidad de la política, las razones del descrédito de muchos de sus actores, si uno debe o no involucrarse en ella; para buscar respuestas, recurro a los grandes pensadores de la historia, siendo mi preferido el papa Francisco. Sus reflexiones religiosas y sociales son impactantes, y me referiré a las relacionadas con la política.
“Amigo, le dije, permíteme leerte algunas notas que tengo guardadas en mi móvil, donde Su Santidad nos presenta su parecer, me adhiero a todo”.
“¡No se puede gobernar sin amor al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada mujer que debe tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos preguntas: ‘¿Amo yo a mi pueblo, para servirle mejor? ¿Soy humilde y escucho a los otros, los diferentes puntos de vista, para elegir el mejor camino?’. Si no se hacen estas preguntas, su gobierno no va a ser bueno. El gobernante, hombre o mujer, que ama a su pueblo, es un hombre y una mujer humilde”.
“Ninguno de nosotros puede decir: ‘Pero yo no tengo nada que ver con esto, ellos son los que gobiernan…’. No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor para que gobiernen bien y debo hacer lo mejor por participar en la política como pueda”.
“La política -dice la Doctrina Social de la Iglesia- es una de las formas más elevadas de la caridad, ya que es servir el bien común. Yo no puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!”.
“Y si tantas veces hemos oído: ‘un buen católico no debe inmiscuirse en la política’ esto no es cierto, esa no es una buena vía”. (La Doctrina Social de la Iglesia promueve la participación de los laicos en la política partidista).
“Demos lo mejor de nosotros mismos, ideas, sugerencias, lo mejor; pero, sobre todo, lo mejor es la oración. Oremos por los gobernantes, para que gobiernen bien, para que lleven a nuestro país, a nuestra nación, hacia adelante y también al mundo, que haya paz y bien común”.
Ojalá estos mensajes lleguen a gobernantes y gobernados. Son una invitación a servir desde el poder y a ser activos en esa noble tarea. Y ojalá también mi amigo haya quedado conforme con mi respuesta.