Circula en las redes un video sobre una entrevista ofrecida a jóvenes, por Simón Sinek, escritor y motivador inglés creador de la idea del “Círculo Dorado” donde explica la existencia de un patrón biológico que, según él, porqué nos inspiran algunos pensadores, organizaciones y, ante todo, líderes. Y porqué otros no. Esta conferencia a que me refiero abunda sobre la generación del milenio o “millennials. Son los nacidos a partir del 1984 y hasta el 2000. Aunque su charla abarca a la sociedad norteamericana, es notorio que muchas características se manifiestan en la nuestra. Un sociólogo estadounidense la llama: “Generación Peter Pan” y describe su principal cualidad: “una tendencia a demorar algunos ritos de paso a la edad adulta por períodos más largos que las generaciones anteriores”. Demoran la transición entre la infancia y la adultez. Se indica que tienen una conciencia cívica superior a las generaciones anteriores y esto por la democratización del control de la información en el internet. Algunos estudiosos discrepan de Sinek y definen los rasgos de estos jóvenes de forma distinta. Entienden que entre sus cualidades: poseen una personalidad crítica, con preponderancia en la cultura y un pensamiento calificador y capaces de ocuparse de varios temas a la vez. Valoran la libertad y la autonomía y defienden el criterio de que sus opiniones cuentan y deben ser escuchadas y quieren involucrarse en la toma de decisiones. No parecen alinearse con los partidos políticos, pero participan activamente en las elecciones y en otras causas sociales y aquí tenemos muestras claras de ello.
Un gran porcentaje de ellos, no pertenece a religión alguna, aunque conserva los conceptos aprendidos de generaciones anteriores. Esto crea disyuntivas para los líderes religiosos, de cualquier doctrina y para los líderes políticos, de todos los partidos. Se hacen más escasos los con vocación a ser sacerdotes o monjas. Lo mismo con los jóvenes de inclinación militar y policial, pertenecientes a clase media alta y alta. Estos muchachos y hombres jóvenes son “nativos digitales” que llegan a la vida con habilidades “naturales” que los ponen en ventaja sobre los que pertenecemos a generaciones “de pa’trá”. La tecnología es parte de su vida, casi desde su nacimiento y han tenido al alcance de la mano al menos un dispositivo electrónico. Se desarrollaron con la TV a color, con el telecable, la música digital, el internet y consideran la tecnología, como vital para su existencia. Lo que no sea digital les afecta el interés y demandan que lo analógico, en un futuro cercano sea digital puro. Se caracterizan por “depender” de un teléfono inteligente, con patrones de consumo basados en la propia tecnología y los “reviews”. Han provocado la expresión “miedo a estar desconectado”, como enfermedad, consecuencia de la adicción a los “Smartphones” y “tablets” sin los que les resulta difícil vivir.