El saber qué sucede en otros Estados puede hacernos entender que lo que nos ocurre como humanos tiene una dimensión realmente universal. Por ejemplo, actualmente en la República Dominicana existe una expectación ante las acciones judiciales por los casos de corrupción asociados a Odebrecht, aun siendo en Latinoamérica de los últimos en proceder. Más no ha dejado de ser una gran sorpresa las personalidades que hoy han sido encarceladas. Pero sucede, para poner un ejemplo extremo, que en ¡Vietnam! hay corrupción e inclusive en el Índice de Percepción de la Corrupción a nivel mundial ocupa el notorio lugar número 113 de 176 países.
Vietnam es una excelente referencia de la complejidad del Estado en su función fundamental de ser gestionado para contribuir con el Desarrollo Humano. Esto así porque es uno de los países que más sacrificios ha hecho su pueblo por encontrar un espacio justo a la dignidad humana. El sacrificio de tantas vidas en aras de la justicia social es impresionante. Algunas estimaciones presentan la cifra de 5 millones de muertos en su lucha contra la intervención de los Estados Unidos de 1955 a 1975; pero ya antes habían hecho grandes sacrificios humanos luchando contra la intervención de Francia, antes contra Japón y mucho más atrás contra China; y a pesar de tantos sacrificios humanos contra enemigos externos hoy enfrenta otro gran enemigo, ahora interno, que es la corrupción de funcionarios llamados a gestionar el Estado vietnamita para el verdadero desarrollo. Es más que evidente a partir del ejemplo, lo difícil de una eficaz y honesta dirección del Estado.
Pero más difícil debió ser para Vietnam renunciar a la economía socialista con la cual se entendía que daría el gran salto en el desarrollo humano y asumir la economía de mercado contra la cual se luchó intensamente. Paradójicamente el libre mercado ha sido la vía para llegar a ser una de las economías de más alto y rápido crecimiento en el mundo. Con positivo impacto en todos los índices asociados al Desarrollo Humano.
Significa lo anterior que hay consenso internacional sobre lo que cada Estado ha de hacer para el Desarrollo Humano; pero al considerar la corrupción hay que concluir que una gran tarea es establecer estrictos controles de forma tal que el “natural egoísmo humano” no se desborde, al ocupar altas funciones en el Estado y se convierta en el gran peligro. Pero reconociendo además que eso sólo no garantiza el desarrollo. Ahí está el heroico Vietnam para recordarnos lo difícil que resulta ser; pero al mismo tiempo el carácter irrenunciable de tan elevado propósito.