El país ha seguido muy de cerca todo lo que ha estado pasando en torno a los asaltos ocurridos en tres plazas comerciales del gran Santo Domingo, así como la muerte de su principal responsable y la captura del resto de la banda criminal. Esta situación ha reavivado la preocupación colectiva sobre los altos niveles de criminalidad, tema que desde hace años la población entiende como el problema principal de la República Dominicana. Aunque sin la espectacularidad ni la dimensión de aquellos robos, en la cotidianidad, una parte significativa de los ciudadanos del país son víctimas de la delincuencia.
Si bien es cierto que la tasa de homicidios se ha reducido durante los últimos años, este no puede ser el único indicador para medir la situación en que se encuentra la seguridad ciudadana. Los robos, atracos, secuestros y otras manifestaciones de la delincuencia común, tienen que ser tomados en cuenta a la hora de evaluar cómo está el país en esta materia. Para nadie es un secreto que tomando en cuenta estos factores, la situación es de mucha gravedad. Evidencia de esto es la manera en la que operó durante meses la banda encabezada por el exteniente del Ejército John Percival Matos.
Al revisar las acciones de estos asaltantes de bancos y la manera en la que ha actuado la Policía Nacional, salen a relucir una serie de aspectos que deberán ser tomados en cuenta por las autoridades a la hora de enfrentar la delincuencia y el crimen en el país. El primero de ellos es la reducida vigilancia policial en las calles o lugares de mucha movilidad pública, lo que hace posible que los delincuentes operen con absoluta libertad. Esto se evidenció en las tres plazas comerciales donde esta banda llevó a cabo sus asaltos. Otro factor que genera una gran preocupación es la frecuente participación de militares o miembros de la Policía en actividades criminales.
Los factores anteriormente señalados tendrán que enfrentarse y revertirse, si se quiere avanzar en la lucha contra la criminalidad. Algunas tareas pendientes en esta dirección tienen que ver con la depuración profunda y responsable de los cuerpos del orden, la creación de condiciones labores dignas en estas instituciones y en el caso de la Policía, obligar a sus miembros a que cumplan con su rol de patrullaje en las calles del país. La situación generada por la banda de Percival Peña y su desenlace, demostró que cuando existe voluntad, la Policía Nacional puede resolver los casos con rapidez. Ojalá que esta eficiencia policial se dé en todos los casos.