Incluso antes del discurso las posiciones ya estaban definidas. Una pieza magistral para los defensores; no llenó las expectativas o faltó a la verdad para los contrarios. Esto impidió escuchar lo que dijo el presidente en su rendición de cuentas y ha generado un deslucido debate entre sectores atrincherados en sus posiciones de “blanco o negro”, las cuales no permiten tomar en cuenta los matices. El discurso evidencia por un lado, que en el Estado existen áreas de avances y que hay voluntad para llevar a cabo medidas que enfrenten problemas esenciales del país. Por otro lado, ignoró temas relevantes y en algunos casos, propuso políticas que son insuficientes.
La inversión en educación, el sistema nacional de Atención de Emergencia y Seguridad 9-1-1, la nueva Barquita, la eficiencia de SENASA, son solo algunas de las luces de la actual gestión gubernamental. En la alocución presidencial se anunciaron medidas que deben ser apoyadas y reconocidas por los distintos sectores, como el incremento de los salarios de policías y militares, el ordenamiento del transporte, el dotar de documento de identidad a miles de dominicanos o el proyecto República Digital.
Sin embargo, en el discurso brillaron por su ausencia temas como el endeudamiento externo, el déficit fiscal o la urgente reforma de la macroestructura del Estado. Por otro lado, es necesaria una política más agresiva para enfrentar el déficit habitacional que existe en el país. En materia de seguridad ciudadana, se requiere de otras acciones que permitan una lucha más integral contra la criminalidad. Sin dudas es un discurso que puede ser cuestionado en diversos aspectos, pero tomando en cuenta áreas puntuales, pues descalificarlo todo puede ser contraproducente. La crítica debe conducir a que los temas olvidados sean tomados en cuenta y que en torno a ellos se definan políticas claras que beneficien a la ciudadanía.
La pérdida de objetividad en la crítica puede llevar a convertir en derrota lo que podría ser considerado como un triunfo. Por ejemplo, no recuerdo en discursos de rendición de cuentas de este ni de gobiernos anteriores, que se reconociera con tanta claridad no solo el problema de la corrupción sino también el de la impunidad. El clamor de la ciudadanía y su lucha han hecho esto posible. En su discurso, el presidente se identificó con la demanda ciudadana contra la impunidad y se comprometió a presentar ante la justicia los expedientes de corrupción sin importar el funcionario de que se trate. Frente a la palabra empeñada, el compromiso de los ciudadanos y sus organizaciones es velar por su cumplimiento.