¿Espectadores o actores?
Señor director: Hace poco me atreví a compartir una reflexión personal que encontró eco y acogida positiva por muchas personas conocidas y otras que espero conocer en algún momento, además de algunos medios digitales y programas radiales a los que expreso sincero agradecimiento.
Como es normal, hubo también alguna respuesta escéptica o de resignación. Hasta se me recomendó “hacer las maletas”! si yo todavía “tenía esperanza de que esto iba a mejorar”.
Me parece normal que cuando se camina en un círculo continuo sin avances concretos alboree la tentación a detenernos y dejar de “agotarnos” con lo que, al parecer, es un esfuerzo inútil invertido en algo que no tiene solución, al menos hasta donde alcanza nuestra vista.
Hace unos días, en un libro leí lo siguiente: “Nunca supe que este proyecto demandaría increíble coraje, fuerza y estamina y que a la vez sería la fuente de increíble gozo, recompensa y descanso”.
Pienso que esto es parte de lo que nos hace falta entender y asumir en totalidad. Que nuestro “proyecto de nación” por así decirlo, es Nuestro! No es la sola responsabilidad de los gobiernos de turno, o de los que vengan detrás. Es nuestro país!, ¡es nuestra responsabilidad conjunta! y es una que demanda valentía, coraje, fuerza, empeño, constancia y sobre todo determinación, de cada uno de nosotros, donde sea que nos encontremos.
Necesitamos entender que somos parte de una cadena que se va uniendo con cada acción que ejecutamos; una cadena que puede levantarnos y subirnos cada vez más arriba como nación o hacerse cada vez más pesada si decidimos dejarla correr escalera abajo.
El simple espectador pierde en su propia condición la posibilidad de incidir, mejorar o hacer crecer aquello que observa. Quien actúa es quien tiene en cierta medida el control y la posibilidad de mover el curso de la historia que cuenta…o que vive…hacia una dirección o la otra.
Está en nosotros decidir -siendo DECIDIR la palabra clave- si seremos espectadores del desarrollo de la historia de nuestro país o si por el contrario nos convertiremos en “incidores”, capaces de contornear los acontecimiento a fin de transformarlos en la historia que deseamos que vivan nuestros hijos.
Convirtámonos en “excavadores” si fuese necesario y como aquél que busca sin cansarse un diamante, busquemos lo positivo a nuestro alrededor, exaltemos lo bueno que tenemos como sociedad, repliquémoslo, convirtámonos en ejemplos tangibles y usemos eso como ancla para mejorar lo que necesita ser mejorado.
Dominicano, dominicana, no sé tú, pero por el momento no tengo en planes “hacer mis maletas”… está en ti y en mí seguir empujando. Yo creo -con Dios siempre por delante y como nuestro guía- que con firme voluntad, ¡Sí se puede!.
Entonces la pregunta que nos queda es: ¿Seremos espectadores o actores de nuestra propia historia?
Walkiria Caamaño
Ciudadana