La planta Punta Catalina representa el punto de partida de la eliminación de las interrupciones del servicio de electricidad y la reducción de costos para todos los usuarios de República Dominicana. No dejemos que ataques interesados hagan abortar este importante proyecto para el desarrollo del país. Desde un principio, esta iniciativa del Gobierno ha sido bombardeada por varias razones. Primero fue cuestionada la licitación por sectores anónimos. Estas voces agoreras dejaron de usar ese argumento, luego de que participantes lo desmontaran con su expresión sobre la diafanidad de esta licitación y se desvincularan de cualquier reclamo mediático o legal.
Después se tomó como bandera de oposición el supuesto daño al medio ambiente que causaría durante su funcionamiento por las cenizas que esparciría, lo cual fue desmoronado de inmediato con la aclaración de que esas partículas nunca llegarán al medio ambiente por los filtros y la forma de conducción a lo interno de la planta.
Luego, para el gozo de los sectores interesados, llegó el tema de los recursos para continuar su construcción. En ese momento, los interesados se alegraron por este triunfo y algunos expresaron “su noble deseo” de invertir en Punta Catalina, después de que el Gobierno manifestara su disposición de vender acciones de Punta Catalina, a lo cual desde un principio me he opuesto, ya que esta termoeléctrica debe ser del pueblo dominicano, como fue concebida desde su inicio; no otro instrumento de beneficio para los interesados del sector eléctrico.
Ahora, amparado en el caso de la Odebrecht, los interesados del sector eléctrico realizan una campaña soterrada por la detención de los trabajos de construcción de Punta Catalina, a lo cual se unen dos o tres voces de supuestos técnicos de la oposición, quienes están conscientes del valor político y social que sumará al Partido de la Liberación Dominicana la terminación y puesta en servicio de esta planta.
Por más voces interesadas que se unan para solicitar la paralización de la construcción de la planta Punta Catalina, no debemos permitirlo, porque en ese proyecto se concentra el deseo de la mayoría de los dominicanos de tener 24 horas de energía eléctrica y a un menor costo.