La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada justo después de la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de garantizar paz y seguridad y de defender la libertad, los derechos humanos y el desarrollo económico y social.Pasaron los años. Y con los años, nuevos países la integraron, y muchas conferencias se celebraron. En estas tantas conferencias, se reiteraron, desde un gran salón repleto de personalidades, las buenas intenciones para que no haya guerras ni se pase hambre en el mundo. Y se apoyaron los programas más nobles contra la desigualdad.
También se enviaron misiones a lugares en conflicto con algo de ayuda humanitaria y de presencia solidaria (y no tan solidaria, porque algunos misioneros fueron reportados como violadores y contrabandistas).
A pesar de los miles de millones de dólares que la ONU ha costado a los contribuyentes de los países que la integran (solo en cascos azules se gastaron 9 mil millones en el 2015), ninguna de sus celebraciones ni acciones ha logrado evitar guerra alguna ni hacer nada relevante contra las causas que empujan, diariamente, a más de 42,000 personas a buscar refugio.
Los mismos países que pronuncian discursos por la paz, son los primeros que salen del gran salón de conferencias a vender armas y hacer negocios con conflictos bélicos.
Tampoco ha sido la ONU un vivo ejemplo de defensa a la libertad y los derechos humanos. Tanto es así, que acaba de rendirle homenaje al dictador Fidel Castro. Como si la eliminación de las libertades más elementales, las torturas y asesinatos, y el haber dejado a un país en el desabastecimiento y la desesperanza, fueran dignos de aplauso.
Parece que para esta institución, Pinochet es el malvado, pero Fidel no. Los grandes demonios son los mercados, el capitalismo, la arrogante riqueza…Y todo esto a la izquierda le encanta.
Más que nunca en su historia, la más grande organización internacional parece flotar como algo que no sirve para mucho. Pero ahí está, y seguirá existiendo y costando. Para la felicidad de algunos burócratas que cobran bastante para pasear por el mundo, pronunciar discursos grandilocuentes y salir en la prensa.