Los panoramas de vida que parecen definitivos pero se ven confusos, dejan flotando en el alma un sentimiento de vacío, como una sombra de incertidumbre que no te deja arrancar con firmeza, no se trata de matar un gigante y pasar la página, sino centrarnos en la idea de convertirnos en gigantes emocionales y espirituales, porque por ahí quedan unos cuantos que reaparecerán, y si no te has convertido en superior a tus circunstancias, te aplastarán.
Alguien dijo, no dejes que una derrota te derrote. Ganar no es únicamente sacar del medio a tus enemigos, es demostrar que con Dios eres inagotable, invencible, que aunque haya finales absurdos, en Dios a la postre todo tiene sentido, que muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas te librará Jehová.