“Nunca te acuestes, sin escribir por lo menos una cuartilla.”(P. Jaime Vergara)
Las palabras no logran atrapar el significado del compromiso de los Vicentinos o los Padres Paúles de la Congregación de las Misiones. Sus obras en el mundo y su carisma por los pobres son el mejor signo del compromiso con la construcción del reino de Jesús de Nazaret. “El 25 de enero de 1617, la fiesta de la Conversión de San Pablo, Vicente pronunció un sermón de la Misión en la aldea de Folleville en el norte de Francia. Él siempre consideró esta ocasión como el comienzo de la Congregación de la Misión, que sin embargo fue fundada oficialmente el 17 de abril de 1625”.
De estos 400 años de compromiso de la Congregación de las Misiones, hay un tramo de 40 años que tiene un especial significado para un Grupo de Jóvenes que tuvimos la oportunidad de ser parte de esta hermosa historia de vocación y compromiso evangélico en el Filosofado del Seminario Vicentino en Colombia: Tulio Cordero, Faustino Burgos, Miguel Ángel Caraballo, Ramón Esteban Gómez (+), Máximo Jiménez, José Vizcaíno, Jaime López, Vicente Vargas, José Altagracia Marrero, José Miguel Vega Gil y el autor de esta columna. Un 29 de enero de 1977 partimos a Colombia en vuelo de Aerocondor a compartir la decisión y elección de servir desde la vocación sacerdotal, inspirados por dos sacerdotes que fueron pilares espirituales de nuestra decisión: Jaime Vergara y Emilio Tovar. En Colombia compartimos la misma decisión con peruanos, bolivianos, venezolanos, ecuatorianos, boricuas y colombianos: Marcelo Arpaci, Fernando Torres, Diego Rivera, Fernando Hasbúm, Guillermo Gómez, Luis Palma, entre los nombres que logro recordar. De los Formadores: P. David Sarmiento, P. Alfonso Mesa, P. Eduardo Quiroga y Hernán Vásquez, quienes de una u otra manera marcaron nuestro carácter como cristianos y como personas y, a quienes debemos mucho del ser humano que hoy somos.
En el marco de estas celebraciones de los 400 años del carisma vicentino en el mundo. De su opción por los más pobres y su compromiso de aliviar la carga ignominiosa de la pobreza en un compromiso evangélico sencillo y silencio; tenemos, los dominicanos que estudiamos en SEPAVI, 40 razones para dar gracias a Dios de ser tocados por la fuerza espiritual del compromiso vicenciano de amar y ver a Dios en el rostro de los más pobres. Gracias Paúles (vicentinos) por lo que representan para la Iglesia Dominicana, y de manera particular para quienes tuvimos el privilegio de ser formados por ustedes.