Aunque actualmente los huracanes se clasifican hasta la categoría 5, un estudio reciente ha anticipado la formación de una tormenta aún más poderosa, llamada Danielle, que podría afectar de manera devastadora a áreas de alto riesgo como la costa este de Estados Unidos y diversos países de Latinoamérica.
El término “megahuracán” se refiere a una tormenta tropical de una magnitud sin precedentes, más allá de los límites de la categoría 5. Aunque no existe oficialmente en la escala de Saffir-Simpson, algunos científicos predicen que, debido al calentamiento global, podrían surgir tormentas de este tipo en el futuro cercano.
En su libro Categoría cinco: supertormentas y el calentamiento de los océanos que las alimentan, el autor Porter Fox explica cómo el incremento de las temperaturas oceánicas podría intensificar las tormentas hasta niveles inimaginables.
El huracán Danielle, según estas investigaciones, podría seguir una ruta similar a la que recorrió el huracán Sandy en 2012, pero con una fuerza mucho mayor. Con vientos extremadamente fuertes y lluvias torrenciales, esta tormenta tendría la capacidad de arrasar infraestructuras clave en ciudades como Nueva York y dejar a su paso graves daños en Latinoamérica.
De acuerdo con los estudios de Fox, si el megahuracán Danielle se formara, su impacto podría ser catastrófico. Los vientos serían lo suficientemente fuertes como para destruir estructuras esenciales, incluyendo puentes y edificios, y se estima que podrían provocar inundaciones masivas en áreas urbanas densamente pobladas como Nueva York.
En su escenario más devastador, el autor estima que la tormenta podría causar más de 42,000 muertes y sumergir completamente islas como Governors Island.
La magnitud de la destrucción no se limitaría a los Estados Unidos. Las naciones de Latinoamérica también estarían en grave peligro, ya que estos fenómenos podrían afectar desde las islas del Caribe hasta la región de América Central y el norte de Sudamérica, con consecuencias impredecibles para la población y las economías locales.
¿Cómo el cambio climático alimenta estos huracanes?
Según la NASA, el calentamiento global está aumentando las temperaturas de los océanos, lo que proporciona más energía a las tormentas tropicales. Esta energía adicional permite que los huracanes se desarrollen con mayor fuerza y rapidez.
El científico John Abraham, de la Universidad de St. Thomas, destaca que los océanos han absorbido una cantidad de calor equivalente a “cinco bombas atómicas de Hiroshima por segundo” desde 1955.
Esta acumulación de energía no solo incrementa la temperatura de las aguas, sino que también afecta los patrones meteorológicos globales, favoreciendo la formación de tormentas más potentes y destructivas.
¿Cuándo podría ocurrir este evento catastrófico?
Aunque las predicciones apuntan a que un megahuracán de esta magnitud podría ocurrir alrededor del año 2100, el simple hecho de que este fenómeno sea posible resalta la urgencia de tomar medidas inmediatas para frenar el cambio climático.
La comunidad científica advierte que si no se logran reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y se implementan políticas eficaces para mitigar el calentamiento global, fenómenos meteorológicos extremos como el megahuracán Danielle podrían volverse una realidad mucho antes de lo esperado.
Si bien el huracán Danielle aún es una hipótesis basada en modelos científicos, su posible aparición subraya la necesidad de una acción global concertada. Los expertos hacen un llamado urgente a los gobiernos y a la sociedad para que redoblen esfuerzos en la lucha contra el cambio climático. Además, es crucial que las ciudades costeras y las regiones vulnerables se preparen para enfrentar este tipo de catástrofes, invirtiendo en infraestructura resistente y desarrollando planes de evacuación eficaces.