Con una energía característica y cantando a toda voz merengues típicos, José Dolores Rosario, alias “Kiko” recorre a pie más de 20 kilómetros diarios para vender güiras, cucharones y hasta sartenes de aluminio por diferentes partes del Gran Santo Domingo.
Kiko, quien tiene 60 años de edad, contó a elCaribe que sale todos los días de su casa en el sector Las Cañitas con destino a varios barrios y hasta municipios de esta provincia.
Comentó que en el Distrito Nacional su ruta comprende Simón Bolívar, Gualey, La Ciénaga, Los Guandules, Villa Juana y Villa Consuelo, Ensanche Kennedy y Ensanche la Fe. También, Los Prados, Los Jardines y La Castellana.
Mientras que al hablar de otros demarcación mencionó que también va a vender estos utensilios al municipio de Santo Domingo Norte, específicamente a Villa Mella.
En una cuerda colocada en su cuello carga su mercancía que también incluye exprimidores de limones, maja fritos, así como molinillos para hacer puré y mangú, elaborado en el referido material.
“De La Cañita a pie vengo y voy a casi todos los sectores a pie, tu sabes… sin hacer lo mal hecho”, contó Kiko a elCaribe.
20 años tiene Kiko dedicado a la venta de esos artículos
Kiko reveló que tiene 20 años dedicado a la venta de estos artículos elaborados en aluminio.
Comentó que previo a conocer y dedicarse a ese oficio, trabajó como pintor y músico. Sobre este último dijo que sabe tocar la güira y los tambores.
“En mi vida he trabajado muchas cosas, fui pintor y músico, y terminaré mis días vendiendo calderos y todos estos motetes”, dijo entre risas.
Precios de sus productos
El señor comentó que los precios de sus mercancías varían, al depender del tamaño y la persona.
Expresó que en el caso de las güiras estas como mucho llegan costar 1,200, pero del cliente ser religioso este le hace una rebaja de 300 pesos, para que les salga finalmente en 900 pesos.
Sobre los sartenes para cocinar dijo que el costo de los mismos oscila entre los 300 y 400 pesos.
Mientras que el precio de los cucharones también están sujetos al tamaño llegando a costar hasta 200 pesos.
“Yo garantizo la calidad de mis artículos, mis clientes pueden hablar por mí”, enfatizó el vendedor.
Un saquito es su almacén
Kiko anda con un pequeño saco en su costado que le funciona como almacén de los artículos que ya no puede sostener en el cuello.
Explicó que cuando un cliente quiere más de una unidad de esos utensilios, este abre el saquito y le informa que cuenta con más mercancías.
“Aquí andamos preparados para vender y mucho, el que me vea sabe que puede comprar de a mucho”, argumentó.
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