La historia de Molly Everette Gibson, nacida en octubre de 2022, no solo desbordó de alegría a su familia, sino que también dejó a la ciencia de la reproducción asistida en shock. Y no es para menos: esta bebé rompió un récord mundial al ser el primer recién nacido de un embrión congelado por 27 años.
El embrión de Molly fue congelado en octubre de 1992, cuando su madre, Tina Gibson, ni siquiera había llegado al mundo; es que nació en abril de 1991, apenas un año después de que ese embrión fuera preservado en el Centro Nacional de Donación de Embriones (NEDC) de Knoxville, Tennessee.
Esta organización cristiana sin fines de lucro, especializada en la adopción de embriones congelados, ha facilitado la concepción de parejas que no pueden tener hijos de manera convencional. Y claro, la historia de Molly, que podría tener 27 años si se toma en cuenta la congelación del embrión, dejó a su madre algo atónita: “Es difícil asimilarlo”, confesó Tina al New York Post.
Y por si eso no fuera suficiente, Molly no es la única en la familia con esta particularidad. Su hermana mayor, Emma, también fue concebida a través de un embrión congelado, pero con “solo” 24 años de antigüedad.
El proceso de adopción de embriones
La pequeña rompió el récord que había establecido su hermana, Emma, nacida en noviembre de 2017. Ambas hermanas son genéticamente idénticas, ya que fueron concebidas a partir de embriones congelados juntos en 1992. Tina y Benjamin Gibson llevaban más de una década casados y habían estado luchando contra la infertilidad durante años antes de tomar la decisión de adoptar embriones.
“Pensamos: ‘Eso parece una locura. No, gracias, no nos interesa’”, recordó Tina sobre su reacción inicial ante la posibilidad de adoptar embriones. Sin embargo, después de conocer más sobre el proceso y reflexionar sobre las opciones, la pareja decidió emprender este camino, y poco después, la vida de las pequeñas comenzó a tomar forma.
En cuanto a los aspectos científicos, el récord de Molly resalta el avance en la tecnología de congelación de embriones. En sus primeras fases, los embriones eran congelados mediante un proceso de congelación lenta, que resultaba menos eficiente. Sin embargo, con el paso del tiempo y la mejora de técnicas como la vitrificación (congelación rápida), los embriones pueden mantenerse viables durante períodos más largos sin perder su capacidad de generar un embarazo exitoso.
Según la doctora Carol Sommerfelt, directora del laboratorio del NEDC: “Siempre que los embriones se mantengan correctamente en el tanque de almacenamiento de nitrógeno líquido a menos 201 grados Celsius, creemos que pueden estar bien indefinidamente”,
El proceso, sin embargo, no ha sido sencillo para los Gibson. Tras intentar tener hijos biológicos durante cinco años, la pareja decidió dar el paso hacia la adopción de embriones después de ver un reportaje sobre el NEDC. “No éramos exigentes”, explicó Tina en una entrevista con el New York Times. “Solo queríamos un bebé”. La familia no sabía que su hija Emma había sido concebida a partir de un embrión congelado durante 24 años hasta el día de su transferencia. “Le pregunté al especialista, el doctor Jeffrey Keenan: ‘¿Qué significa eso?’ Y me respondió: ‘Bueno, podría ser un récord mundial‘“.
Por otro lado, la adopción de embriones congelados tiene un trasfondo más profundo, relacionado con el aspecto religioso y ético del NEDC. La organización promueve la donación de embriones entre parejas casadas y considera la concepción como un acto divino desde el momento de la fertilización. Esta perspectiva influye en el proceso, donde los embriones se ofrecen a parejas que pueden no tener otra opción para concebir. Según el doctor Jeffery Keenan, del NEDC aMetro:“Si el embrión sobrevive bien a la descongelación, debería tener las mismas posibilidades que un embrión recién creado”.
Este proceso de congelación y descongelación de embriones ha sido estudiado profundamente por científicos, quienes aseguran que, si se maneja adecuadamente, los embriones congelados pueden mantenerse viables durante varios años.
Actualmente, Molly y Emma ya no son bebés, pero su historia sigue siendo un ejemplo de los avances en la ciencia de la fertilidad y los beneficios de la crioconservación de embriones. Estos nacimientos no solo han sido un logro para los Gibson, sino que también han aportado valiosa información para el campo médico, demostrando que los embriones congelados pueden mantenerse viables durante décadas, abriendo nuevas posibilidades para parejas que enfrentan dificultades para concebir.