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Miami, 4 abr (EFE).- Ciertos cambios en el microbioma intestinal infantil pueden presentar una correlación con futuros diagnósticos de trastornos del desarrollo neurológico como autismo y TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), según un informe divulgado este jueves por la Universidad de Florida (UF).

El estudio, el primero de su tipo, arroja que los cambios en el microbioma infantil (microbios que colonizan el tracto intestinal y desempeñan un papel importante en el desarrollo del sistema inmunitario y la salud) muestran una correlación con futuros diagnósticos del trastornos de neurodesarrollo.

Unos cambios en el microbioma que también se relacionan con factores ambientales e incluso tratamientos comunes para las infecciones de oído durante la infancia, señala el estudio realizado por científicos del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la UF (UF/IFAS) y de las universidades de Linköping y de Örebro, en Suecia.

Para el estudio se emplearon datos acumulados durante 20 años de 16.440 niños suecos que formaron parte del programa denominado All Babies in Southeast Sweden (ABIS).

De este total de niños, 1.197, equivalente al 7,28%, desarrollaron algún trastorno del neurodesarrollo.

En los análisis de los primeros cinco años de vida de los niños se examinaron factores biológicos y ambientales que podrían influir en la presencia, disminución o ausencia de ciertas bacterias vinculadas al desarrollo de condiciones como el autismo, el TDAH, la discapacidad intelectual o los trastornos del habla.

El equipo de investigación encontró “diferencias importantes en los microbiomas intestinales de los bebés que luego recibieron diagnósticos de trastornos del desarrollo neurológico”. Estos diferían según el diagnóstico, pero también se observaron patrones comunes, señala el estudio.

Muchas bacterias que promueven la salud intestinal, incluidas Akkermansia, Bifidobacterium, Ruminococcus y Faecalibacterium, “eran deficientes” en infantes con diagnósticos futuros de trastornos del desarrollo neurológico.

Esta correlación con el diagnóstico futuro se mantuvo sólida, incluso después de que los investigadores consideraran ciertos factores de confusión como el modo de parto, la dieta, la vulnerabilidad psicosocial y las exposiciones tóxicas.

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue la correlación encontrada entre “los trastornos del desarrollo neurológico y el tratamiento de infecciones de oído mediante el uso de antibióticos como la penicilina” en la primera etapa de la infancia, dijo Eric Triplett, profesor y director del Departamento de Microbiología y Ciencias Celulares de UF/IFAS, uno de los autores del estudio.

Según los hallazgos del estudio, los niños que experimentaron tres o más infecciones de oído tratadas con penicilina, desde su nacimiento hasta los 5 años de edad, tenían una probabilidad 3,89 veces mayor de desarrollar un trastorno del habla, 3,27 veces más alta de desarrollar TDAH y 2,44 veces mayor de desarrollar una discapacidad intelectual.

En contraste con los niños que no experimentaron infecciones de oído, los microbiomas de aquellos que desarrollaron trastornos del desarrollo neurológico años después contenían niveles más elevados de Citrobacter, un género de bacterias asociado con la inflamación, así como niveles más bajos de Coprococcus, un género de bacterias asociado a una salud mental positiva.

Los investigadores sospechan que la penicilina aumenta los niveles de Citrobacter y disminuye, si no elimina, Coprococcus en el microbioma.

“No estamos tratando de decir que los antibióticos sean necesariamente algo malo”, aclaró Angelica Ahrens, científica investigadora de UF/IFAS y coautora del estudio.

Sin embargo, apuntó Ahrens, “es posible que su uso excesivo tenga efectos negativos en el microbioma, y para algunos niños, por cualquiera que sea la razón, su microbioma podría no recuperarse tan fácilmente”.

El estudio encontró también que el tabaquismo materno durante el embarazo condujo a una probabilidad 3 veces mayor en los niños de desarrollar un trastorno del desarrollo neurológico.

Cuando las madres fumaban más de 15 cigarrillos al día, el humo de segunda mano provocó que sus niños tuvieran 4,88 veces más probabilidades de desarrollar TDAH, y, cuando el padre fumaba más de 15 cigarrillos al día, los niños tenían 3,47 veces más probabilidades de desarrollar autismo. EFE

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