1906-1990, una fructífera y dilatada labor pastoral

Octavio Antonio Beras Rojas, nació en la ciudad de El Seybo el 16 de noviembre de 1906. Inició sus estudios primarios en su ciudad natal y los continuó en La Romana y Santo Domingo, donde agotó sus estudios secundarios. Beras Rojas, de tranquilo espíritu y sobrio carácter, sobresalió a temprana edad como estudiante consagrado, ingresó en el Seminario Santo Tomás de Aquino para cursar sus estudios sacerdotales. En 1925 fue enviado a Roma como alumno del Pontificio Colegio Pío Latino. Estudió filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma; por razones de salud regresó al país en 1929.

El 13 de agosto de 1933 el entonces Nuncio Apostólico de la República Dominicana, Mons. Giuseppe Fietta, lo ordenó sacerdote en la Iglesia Catedral “Primada de América”, para entonces contaba con 27 años. El 2 de mayo de 1945 fue nombrado Arzobispo Titular de Eucaita y Coadjutor con derecho a sucesión de la Arquidiócesis de Santo Domingo, recibiendo su ordenación episcopal el 12 de agosto de 1945 en la Catedral de Santo Domingo. Fue Administrador Apostólico de la Diócesis de Santiago y simultáneamente Primer Ordinario de ella desde marzo de 1954 a noviembre 1955.

En enero de 1960 es constituido Administrador Apostólico “Sede Plena” de la arquidiócesis de Santo Domingo y el 10 de diciembre de 1961, al producirse la muerte de Moseñor Pittini, pasa a ser Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo. Fundador de la Conferencia del Episcopado Dominicano y elegido presidente en seis períodos de 1963 a 1978.

El 15 de julio de 1970 el Papa Paulo VI lo nombró Asistente al Solio Pontificio. En el consistorio del 24 de mayo de 1976 fue elevado al Cardenalato de la Santa Romana Iglesia, siendo designado además miembro de la Congregación para los Obispos.

Fiel a lo establecido en la iglesia, al acercarse a los 75 años, el 14 de mayo de 1981, presenta renuncia de su cargo y pide al Papa que el relevo se haga el mismo día que cumple 75 años, el 16 de noviembre de 1981, su petición es aceptada y ese mismo día entrega la Arquidiócesis de Santo Domingo Primada de América a su sucesor, monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez. Sin embargo, continúa como Cardenal en función, miembro de la Segunda Congregación para los obispos, hasta los ochenta años y con el título hasta su muerte. Cabe destacar que Cardenal Beras fue el primer seminarista admitido en 1923 por los padres claretianos y el primero en ordenar al primer sacerdote claretiano, Zenón Castillo, el 28 de mayo de 1950. La foto que acompaña estas notas, del 3 de enero de 1960, nos muestra a monseñor Beras mientras participaba de una jornada de estudios con representantes de los colegios católicos que funcionaban en el país.

Bodas de plata episcopal agosto 1970

El 19 de agosto de 1970, el arzobispo metropolitano, al cumplir sus 25 años de consagración episcopal, el Papa Paulo VI le concedió una serie de privilegios, en virtud de ellos monseñor Beras se colocó en posesión de poder dar bendiciones apostólicas con indulgencia primera una vez al año. Además el Papa le otorgó el derecho de asistir a las capillas pontificias junto a los demás arzobispos asistentes al solio y el de preceder a los demás prelados de su orden y grado, si es llamado para concelebrar en el sacrificio eucarístico con el Romano Pontífice o su legado.
Monseñor Beras llevará también, según las concesiones de Su Santidad Paulo VI, sobre la cruz pectoral, las insignias pontificias, formada por las tiaras y las llaves cruzadas. En el plano local, con una misa concelebrada en la Catedral de Santo Domingo y con la presencia de obispos y sacerdotes del país y Puerto Rico durante la cual, este hombre de fe, recibió ánforas de plata, se reconoció el ejemplo sacerdotal y “el interés de servicio a la comunidad cristiana”.

Bodas de Oro sacerdotales

En agosto de 1983 el Cardenal Beras celebró sus Bodas de Oro sacerdotales y 38 años de su consagración arzobispal, y para la ocasión, con la presencia del presidente de la república, Salvador Jorge Blanco, la iglesia católica celebró un Tedeum oficiado en la Catedral a intención del Gobierno. El Arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Monseñor Nicolás López Rodríguez, exaltó las virtudes que adornaban al Cardenal Beras y agradeció al presidente Jorge Blanco y destacó que “este hermoso gesto que nos satisface, porque la apreciada persona del Cardenal Beras, no solo ha escalado posiciones cimeras en su larga y meritísima trayectoria como hombre de iglesia, sino también como ciudadano, se ha distinguido por prestar valiosos servicios al país.” De igual manera, el 12 de agosto, un comité de distinguidas personalidades de la vida intelectual, cultural y empresarial del país, tributó un cálido homenaje “de gratitud y cariño” para celebrar estas bodas de oro. En el acto, el empresario Tomás Morales Garrido, presidente del comité organizador, pronunció un discurso-semblanza del purpurado dominicano, en el cual destacó las cualidades humanísticas y sacerdotales de monseñor Beras.

Condecoraciones y reconocimientos

El 18 de noviembre de 1979, la Universidad Católica Madre y Maestra otorga el doctorado “Honoris Causa” a cuatro personalidades dominicanas entre las cuales estaba el cardenal Octavio Beras. El rector de esa alta casa de estudios, Agripino Núñez Collado, manifestó que “es uno de los hombres que más ha contribuido al afianzamiento de los valores propios de nuestra nación, en un sector de tanta trascendencia como es el de la iglesia”. Junto a Beras, fueron reconocidos el presidente Antonio Guzmán, el ex presidente Joaquín Balaguer y el periodista Rafael Herrera.

El 13 de noviembre de 1981, al cumplir 75 años de edad, el presidente de la República mediante decreto 2865 le otorga la condecoración de la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Cruz Placa de Oro.

El 15 de junio de 1984, la Universidad Central del Este, en el marco de la vigesimocuarta graduación de nuevos profesionales, se le otorgó el título de “Honoris Causa”. En el discurso central del acto, el rector de ese centro, el doctor José Hazim Frappier, expresó que “esta universidad cumple con un justo compromiso con la historia nacional al otorgar el máximo galardón académico a su eminencia Octavio Cardenal Beras”.

Su muerte

Octavio A. Beras, el primer capelo ordenado de nuestro país, luego de una intensa y fructífera labor pastoral, falleció el 30 de noviembre de 1990, y fue llevado a su última morada en medio de los honores correspondientes a su alta investidura. Los actos fúnebres contaron con la presencia del presidente de la República doctor Joaquín Balaguer, el cual dispuso tres días de duelo oficial.
Aunque durante su vida exhibió un comportamiento de hombre sencillo y campechano, fue por encima de todas las cosas, el Padre Beras. Sin lugar a dudas, el cardenal Beras vivió conforme a los lineamientos de la fe cristiana y como dice la palabra de Dios en la segunda carta del apóstol Pablo al joven pastor Timoteo, capítulo 4, versículo 7, este hombre de bien, de fe inquebrantable y comprometido siempre con los mejores intereses de su prójimo, terminó sus días haciendo suyas las palabras de Pablo al final de su ministerio cuando escribió: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Sus restos descansan en la cripta del altar mayor de la Catedral de Santo Domingo.

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