Los narcotraficantes no tienen rótulo en la frente que los identifique. Pero les rodea cierta parafernalia, signada por típicos estilos de vida, negocios, comportamiento social y comunitario, que propicia reconocerlos. “Todo el mundo sabía que eso era de narcos”, me comentó una joven, al conocerse los allanamientos a las discotecas de César Emilio Peralta (“el Abusador”). Ese perfil sospechoso y “vox populi”, es lo que los partidos deben considerar y estructurar mecanismos para conocer origen del dinero y bienes, si están realmente interesados en prevenir incursión de narcotraficantes en sus filas. En esta virtud, prueba anti dopaje para pre candidatos es puro sofisma, algo superficial. Consumir y traficar drogas ilegales son cosas diferentes y el traficante no necesariamente es consumidor. Sincerémonos.

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