¿Por qué muchos quieren emigrar?

Conversando con una amiga comunitaria de Haina, me decía que su sueño es que sus hijos estudien algo para que puedan irse del país porque aquí no ven futuro.

Conversando con una amiga comunitaria de Haina, me decía que su sueño es que sus hijos estudien algo para que puedan irse del país porque aquí no ven futuro.

Pero esto no sólo lo he oído de una comunitaria que hace maravillas para poder sostener su familia; el mismo comentario, que es más que un pesar, lo escucho de personas de clase media.

Esto en contraposición de números macroeconómicos excelentes que son la envidia de muchos otros países.

¿Entonces empecemos por hacer una serie de elucubraciones sobre esta dicotomía?

Lo primero que me diría un buen amigo, es que la riqueza se está concentrando en unas pocas manos, las oportunidades son escasas, a la clase más baja le quita los empleos la migración haitiana y la media es sustituida por la venezolana con mayor preparación y con unas ansias de superación impresionantes.

José Monegro, uno de los periodistas que más admiro, decía en uno de sus tuits “Es una pregunta que me hago yo mismo: ¿Cuál de las disputas políticas de hoy, tienen como centro la búsqueda del bienestar de la población? La respuesta que me he dado para mis adentros me desconcierta”.

José, creo que el mismo desconcierto tenemos con el deseo de muchos querer buscar mejor suerte en otros países y no en el suyo propio.

Hijos de personas de clase media, que hacen un esfuerzo para que estudien en una universidad en el exterior, en vez querer retornar a nuestro país, tan pronto se gradúan buscan empleo y se establecen allá.

Imagina José el revuelo en las redes porque el ministro Fadul criticó a unos jóvenes en Villa Vásquez que tenían una barbería con aire acondicionado. En vez de aplaudir emprendedores que son ejemplo de querer superarse, criticamos el aire acondicionado de la barbería. Esos jóvenes podrían en un futuro tener una cadena de barberías u otros negocios.

Nadie imagina el daño que ocasiona a este país los miles de botellas de muchas personas capacitadas que podrían estar rindiendo un costo beneficio positivo, llegan a una posición gracias a un “enllave” y en vez de convertirse en un ejemplo por el talento, que muchos tienen, representan motivos de críticas al llegar fácil a una posición que otros tan talentosos como ellos no pueden porque no tienen las mismas facilidades: esos se quieren ir.

Las leyes son de acuerdo a como me convenga, y estoy seguro que eso es parte de la frustración de una clase media que quiere simplemente largarse. “Habrás oído decir, prefiero vivir lejos de mis hijos que sigan viviendo aquí”. Ese sentimiento hay que cambiarlo con urgencia.

No sé si habrás pensado en las muchas preocupaciones que compartimos en nuestros desayunos con Víctor, que tan pronto llegue de sus merecidas vacaciones deberá pagarnos uno y contarnos sus experiencias.

Los partidos se han convertido en un nido de insultos, aclaro que no todos los políticos pueden ser metidos en el mismo saco, porque muchos pueden tener las mismas preocupaciones que tú, pero la estructura partidaria se los traga.

Los empresarios preferimos muchas veces callar, unas porque nos va muy bien, otras porque no queremos que nos vaya mal, pero olvidamos que nuestro silencio se puede traducir en los resultados del silencio de los venezolanos, de los hondureños, de los cubanos, hasta de los norteamericanos que hoy viven en una sociedad dividida e insegura.

Emprender un negocio es difícil, a pesar de todas las facilidades que hemos generado últimamente. Hay una burocracia rancia, oxidada, que dificulta al que no tiene un “enllave”.

Postergamos decisiones necesarias para estimular crecimiento y optimismo, porque todo lo vemos en cuatro años y volver y volver.

Las redes se han convertido en un excelente medio de comunicación horizontal pero las mismas están haciendo mucho daño porque éstas se usan como canal para difundir noticias falsas, insultos, promoción de lo dañino; para ser justos, también muchos la utilizan para educar y crear conciencia.

Este kilométrico periodo electoral ha servido para deteriorar nuestros partidos y la confianza, ya diezmada, en ellos.

Es un país secuestrado por el miedo, por la intolerancia, remanencia de gobiernos autoritarios, donde muchos tienen temor a decir o a ir a lugares donde los pudieran sindicar como opositores.

Recuerdo que en el periodo 2000-2004, ir a una fundación era tener que entrar por el parqueo soterrado para que no nos anotaran la placa. Siempre entré por arriba.

A los que nos preocupa el país, sin importar bandería política, se nos hace difícil expresarnos porque a todos nos ponen una etiqueta, a mí, le decía a un amigo, la única segura que me pueden poner es hijo de Dios y Escogidista.

Recomiendo leer el libro del amigo Marino Zapete, “La crónica irreverente” que tan gentilmente me hizo llegar, es algo que todos deben leer, es un recuento del devenir político de nuestro país, podemos no estar de acuerdo en muchas cosas, pero tiene el valor de decir muchas verdades.

Cómo el Partido Reformista se convirtió en un negocio; el PRD dejó de ser la esperanza nacional; el PLD olvidó que “hay que servir al partido para servir al pueblo” y del PRM, aún no sabemos qué esperar de ellos.

Lo que sí no podemos perder nunca, querido amigo, es a pesar de los pesares y esas inquietudes que pueden no dejarnos dormir, es discutirlas públicamente con valentía, para que de alguna forma, con muchos otros sectores de la vida nacional, impulsar que nuestras dudas, nuestras frustraciones se conviertan en el éxito del futuro.

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