Las democracias modernas han derivado en democracias de opinión, en las que los sondeos y las encuestas, junto a las influencias de grupos o personas que tienen acceso privilegiado a los medios de comunicación indican a los gobiernos lo que tienen que hacer y a los políticos las estrategias que deben elaborar para conseguir el poder.

El riesgo de vaciamiento de la representación política o sea, del elemento que define la democracia, que comportaría la excesiva sujeción de las decisiones políticas al dictado de las encuestas, ha sido denunciado por analistas y politólogos.

La ficha o formulario de las encuestas pretende responder a un promedio de unas 10 preguntas, es su marca de identidad, al tiempo que una especie radiografía interna de su proceso de elaboración.

El dato más relevante de la llamada ficha técnica es el nivel de confianza de las encuestas y los márgenes de errores, eso siempre me ha llamado la atención.

Es decir que la formula cuestionada tiene un nivel de confianza X y un margen de error de más o menos X.

Es erróneo decir que las encuestas tienen un nivel de confianza de tal o cual magnitud simplemente porque la confianza o confiabilidad con que se hace una estimación será mayor o menor en dependencia de que se haya decidido trabajar con una u otra confiabilidad.

El error estimado se supedita al coeficiente de confiabilidad que la firma y los encuestadores hayan elegido.

Sin embargo, tal y como está escrito en susodicha ficha o muestreó de opinión da la impresión de que la confianza que uno puede tener en las encuestas y en los sondeos de opinión es muy alta.

Puede ser que se esté jugando con la ambivalencia del término confianza. Que tiene un valor semántico en el lenguaje habitual diferente del sentido técnico con que se emplea en el muestreo.
Pero para los analistas y politólogos que saben de esto, de ellos he aprendido lo siguiente. Técnicamente hablando, el nivel de confianza es un parámetro que responde a una convención y no se tiene, sino que se adopta. Entonces es más correcto decir adoptando un nivel de confianza tal.

Y para adoptar ese nivel de confianza, el llamado grupo de los seis de once precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana integrado por Reinaldo Pared, Andrés Navarro, Domínguez Brito, Radhamés Segura, Temístocles Montas y Carlos Amarante Baret, realizaron un acuerdo, al que más luego se sumó Gonzalo Castillo, y se comprometieron a exponerse a un estudio de mercadeo con tres compañías encuestadoras , y el que resulte favorecido por lo menos en dos seria el que se presentaría a competir con él ex presidente Leonel Fernández. Los demás no forman parte de ese acuerdo.

La suerte está echada, y la lucha por ganar en las primarias del 6 de octubre, ya se inicia en la etapa más importante, y el partido oficialista está en las calles, conquistando a los votantes, para terminar en el 2020 como una familia unida.

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