Porque resume, a lo largo de décadas de múltiples quehaceres, cinco siglos de cultura popular (desde el areíto hasta la fiesta de palos, pasando por los carnavales de barrio y los ritos de santería); porque ha sido el más apasionado de nuestros folkloristas, desde las romerías del campo hasta los carnavales auténticamente nuestros; porque ha contribuido a que la dominicanidad exhiba con orgullo sus más sublimes atributos. Por todo eso, Dagoberto Tejeda, nuestro querido Dago, merece el gran abrazo colectivo y la fiesta que le han regalado los artistas populares, convocados por su discípulo Roldán Mármol, al llegar a sus ochenta años.

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