Bretón Martínez se ha desempeñado como párroco, obispo, educador, escritor y orientador, sirviendo con el mismo compromiso en cada uno de ellos

Procedente de una numerosa y humilde familia de Canca la Reina, provincia Espaillat, monseñor Freddy Bretón Martínez se abrazó al sacerdocio como apostolado a muy temprana edad, y tras algunas peripecias en el seminario, se ordenó en 1977.

El actual Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis Santiago ha ejercido su ministerio sacerdotal en diferentes puntos del país, tarea que ha compartido con la docencia, la orientación y la escritura, a través de las cuales ha hecho importantes aportes a la sociedad.

1. Infancia
Nací en un lugar muy humilde, en una enramada con un lado cercado. A los dos años me pasaron a otra casa al lado de los padres de mi papá, porque los hijos mayores se quedaban cerquita de la casa de los viejos para servirles de soporte. Éramos cuatro hembras y cuatro varones, soy el mayor. Fue una infancia vivida en estrechez. Así como había grandes temporales de lluvia, que era un lodazal por todos lados, había grandes épocas de sequía, no había víveres, una precariedad muy tremenda. No se diga la escuela, no había para comprar ni un cuadernito para cada hijo, se compraba uno y nuestra madre lo dividía y repartía libretas. Era una vida de mucha estrechez, pero también preciosa hasta para recordarla, imaginar la dureza en la familia, pero al mismo tiempo el cariño entre papá, mamá y los hermanos. Nos juntamos a contar ese tiempo como una película hermosa, quiere decir que nos marcó para siempre el calor de un hogar”.

2. Vida de fe
Nos marcó la vida de fe, mis padres eran personas religiosas. Por supuesto salimos marcados por esa espiritualidad, a los cinco años hice la primera comunión, tía Beatriz me catequizó, el día que me iba a llevar a hacer la primera comunión en Nuestra Señora del Rosario en Moca, tuvo que cargarme en sus hombros para salir como un kilómetro entre lodo, hasta la carretera, de ahí coger un vehículo hacia Moca. La fiesta del Rosario era una celebración grandísima, un desfile por las calles con los niños y niñas vestidos de blanco, la banda de música delante, a parte de la celebración eucarística, luego la foto; me había dado una infección intestinal, me hinché en todo el cuerpo, esa foto salió con la cara que parecía una luna llena, se puso en cuadro, tenía que verla en mi casa, donde la abuela, donde las tías, lo cierto es que la foto, donde no se cayó, se rompió o se dañó. No me gustaba con esa cara redonda que tenía por la hinchazón”.

3. Llamado vocacional
Otro momento inolvidable es el llamado vocacional, lo primero es que me negaba, mi mamá era que insistía más preguntándome, no me gustaba la idea, porque un primo estuvo en el seminario, su mamá ya lo veía cura, era un honor muy grande, hasta que el muchacho salió del seminario y esta mamá sufrió, entonces no quería poner a sufrir a mamá si por alguna razón no podía ser cura. Entré a los 15 años al seminario. Un día en la iglesia de Licey, el padre Santiago Bourbud, misionero canadiense, me dijo con su acento fuerte francés: no te gustaría ser sacerdote? casi sin saber lo que era le dije que sí, me mandó hacer una jornada vocacional, al padre Agripino Núñez Collado le tocó ir al campo a recogerme y llevarme al seminario San Pío X. A los 15 años había dormido fuera de casa dos veces, se pueden imaginar dejarme interno, tomar en serio los estudios, el cultivo de la vida espiritual, de repente la familia que era de 8 se volvió de 135 compañeros, profesores, más el personal, una amplitud mucho mayor, una vida cultural intensa, hasta experiencia de profesor antes de tiempo”.

4. Ordenación sacerdotal
Eran tiempos duros, de mucha tensión política y social, ahora me ven medio tranquilo, sin embargo, cuando me iba a ordenar de cura estaba apurado y nervioso, en ese tiempo aparecían jóvenes muertos, otros jóvenes mataron policías, tiempos de mucha violencia; como jóvenes nos sentíamos tocados por esa realidad y de hecho participamos, hacíamos marcha, huelgas de hambre exigiendo la libertad de los presos políticos, después tuve inseguridad, porque para mí el sacerdocio era algo tan grande, que no pensaba que tuviera las cualidades para eso, por supuesto la afectividad, el sacerdote no se casa, todo eso, la situación social, el compromiso grande que suponía, de hecho a mí me expulsaron del seminario a causa de los compromisos políticos.
Después de un año solicité de nuevo, me admitieron, ahí me faltaban dos años para ser sacerdote, por eso me retrasé un poco, porque otra cosa es que al terminar la filosofía en el 71 interrumpí, me fui a Nueva York a trabajar, pasé más de un año haciendo todo tipo de trabajo, luego me tocó ese tiempo fuera por la expulsión, cumplí 29 años cuando me ordené, fue en 1977 ante una multitud extraordinaria, porque había caminado muchísimo colaborando en el trabajo pastoral. Como estaba asustado, escribí las palabras de gracias, pero las olvidé en el pantalón que me cambié, vi en el primer banco que estaba sentada mi abuela paterna y dos doñas, las tres como si hubieran estado combinadas me decían cuando era seminarista, ay no te voy a ver sacerdote, disque porque se iban a morir por viejas, y ahí estaban flamantes las tres juntas, encontré tema y empecé por ahí”.

5. Docencia
A falta de un profesor en el seminario me dieron una asignatura siendo estudiante, me tenía asustado de verdad, porque era la lengua latina, se estudiaba 5 años de Latín, porque Filosofía e Ideología se daban en Latín, me entregaron un método nuevo, me dijeron prepáralo en el verano, porque cuando entremos te va a tocar a ti, pero Dios me favoreció, apareció un profesor y esa no me tocó, pero después nos tocaría la experiencia de docente toda la vida, a nivel de estudios superiores, en el seminario Santo Tomás de Aquino. También fui director de la carrera de Filosofía de la Madre y Maestra en Santo Domingo. La experiencia de la docencia, el tener que trabajar con jóvenes es una bendición de Dios”.

6. Escritura
A los 16 años escribí un poema y a partir de ahí comencé a publicar algunos libros y las cosas han ido creciendo. La escritura ha sido otra faceta y otra complicación, porque te puedes imaginar ser profesor del seminario y luego obispo de Baní, arzobispo de Santiago y pendiente de esa otra tarea. He dicho varias veces terminé, incluso con la publicación reciente del libro “Obra Selecta”, que no es iniciativa mía, sino de la Madre y Maestra, me propusieron publicar obras completas y tenía bastante libros y lo que le propuse fue hacer una selección, tomar de cada uno lo que pareciera más relevante, pero no terminé, porque resulta que estoy escribiendo otra obra”.

7. Vida sacerdotal
Me marcó la vida sacerdotal en Puerto Plata y sus zonas montañosas, nos tocaba recorrerlas a caballo, en camioneta, hasta donde se podía, a pie, fueron muchas experiencias en poco tiempo, pero en un espacio tan amplio, con tanta variedad de personas. La mayor experiencia para mí fue que Dios nos educa y nos cura por medio de la gente. Era inseguro, pero Dios me dio la seguridad por medio de la gente. Cuando vi cómo valoraban el aporte que hacía, dije quién soy yo para despreciar su criterio. Una vez nos tocó ir a La Cachimba, pasé muchas dificultades para llegar, pero ahí todo el mundo pendiente a la palabra, y después la valoración, todo eso hace que Dios fortalezca a uno por medio de esas personas humildes”.

8. Obispado
Después de la docencia en el seminario me llega la noticia de que el Papa me nombró obispo en el verano de 1998, me comunicó el nuncio, que había sido designado a la diócesis de Baní, que llevaba ocho meses sin obispo, porque el anterior había renunciado. Se pueden imaginar, aprender completamente, porque ni siquiera me pasaba por la cabeza, algunos antes de ser obispos trabajaban en la curia, y a mí nunca me tocó pasar de casualidad por el Obispado. En el Sur aprendí a ser obispo, eran tres provincias, Ocoa, Peravia y San Cristóbal, aparte de eso en congresos internacionales, porque el obispo tiene otras responsabilidades. Me tocó la pastoral de la cultura en Río de Janeiro, Roma y luego con la pastoral de las vocaciones fui muchas veces a Bogotá. Fue un desafío aprender un oficio tan empeñativo, porque se espera mucho de un obispo y se le tiene un gran respeto por lo común, disfruté de ambas cosas: del respeto, pero también de las expectativas que la gente tiene respecto al ministerio de uno”.

9. Arzobispado
En abril de 2015 el Papa me designa para sustituir a monseñor de la Rosa y Carpio en Santiago. Otro desafío más grande todavía, porque aquí la responsabilidad es mucho mayor, claro hay una mayor experiencia de fe, un camino recorrido, que todavía no se ve en el Sur, allí hay que trabajar más, hay que sembrar más, aquí se cosecha más, porque se ha sembrado más, pero también cuenta uno con personas cualificadas. Aquí están monseñor Valentín Reynoso y monseñor Tomás Morel como obispos auxiliares, somos tres obispos trabajando por la Arquidiócesis de Santiago, pero tres obispos trabajando unidos, porque se nota, hasta nos lo dicen, entonces en eso hemos estado, tratando de responder a los desafíos”.

10. Comunicación
La única novedad absoluta al llegar a Santiago fue los medios de comunicación, ocasionalmente iba como invitado, aquí tuve que convertirme a los medios, porque estaba descontinuado el programa Comunicación y Vida, que hacía monseñor de la Rosa cuando llegué, pero fui a CDN, donde se origina, y hablé con el ingeniero Manuel Estrella y me dijo, ah no, si usted va a estar, y ya van más de 4 años. Eso es una puerta ancha que se ha abierto, donde quiera que llego me conocen, ha tenido una aceptación extraordinaria, entonces la combinación con Polo Ramos, tengo la confianza hasta de discutir con él, y la gente goza cuando nos ve disque peleando. En la radio, lunes y miércoles hago El Despertar del Cristiano, con buena aceptación”.

Asesinato de su hermano Domingo

La muerte de mi hermano Domingo en un asalto es una experiencia única. Uno ha visto morir mucha gente de todas maneras, y uno siente al prójimo, a nosotros nos inculcan desde niño el amor al prójimo, la solidaridad con las personas, cualquiera que sea, pero cuando tocan a un miembro de la familia es otra cosa, a mi larga edad no hay nada que pueda comparar con eso, pasé 15 días por lo menos durmiendo mal y comiendo peor. No hay nada que hubiera vivido anteriormente que se parezca a eso.

Fue uno de la casa, de donde hemos sido unidos. Una cosa tan horrenda a un ser inocente, de su trabajo, viviendo con seriedad, con responsabilidad y que le arrebaten la vida así es indescriptible. Confío en el accionar de las autoridades al respecto, han mostrado muchísimo empeño y eso hay que hacerlo constar, estamos a la expectativa con la justicia porque han sometido algunos. No se remedia, no nos devuelve la vida de nuestro hermano, pero al menos se podría impedir que algún par de malhechores continúen haciendo daño a inocentes.

Academia
“Como arzobispo de Santiago me ha tocado vincularme directamente con la academia, soy Gran Canciller de la PUCMM, me toca presidir la Junta de Directores, estoy metido totalmente en el mundo académico”.

Literatura
“Estoy escribiendo una obra, una especie de novela, ya está muy avanzada, el protagonista es el viento y me siento satisfecho de lo que voy logrando, me falta todavía pero está bastante encaminada”.

Formador
En 1980 fui a hacer un curso a Colombia para ser formador en el Seminario, me fue muy útil, compartí con personas de toda América Latina”.

Predicción
“Muchos conocidos solían decir vas a ser obispo, llegué a dar boche, porque uno no es sacerdote para ser obispo, pero la cosa salió de verdad”.

Soporte
Cuántas madres nos pone Dios en el camino, es otra de las experiencias grande, que iba encontrando en cada momento tantísimas personas valiosas”.

Aportes
Al trabajar en la docencia con jóvenes uno aprende mucho de ellos, y también el aporte que se le hace a la juventud es lo más efectivo que se puede hacer en bien de la sociedad”.

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