Cuidemos la pulcritud de la lucha

En las últimas manifestaciones frente al Congreso Nacional se ha estado observando la participación de ciudadanos extranjeros, particularmente haitianos ..

En las últimas manifestaciones frente al Congreso Nacional se ha estado observando la participación de ciudadanos extranjeros, particularmente haitianos, que han sido llevados a opinar por medios de comunicación con el propósito de ponerlos en evidencia.

Esto, a su vez, ha restado un poco de seriedad, lo que ha puesto de manifiesto que a la hora de organizar esas protestas no se ha sido cuidadoso en la selección de los participantes, una tarea que, ciertamente, resulta engorrosa pero no imposible.

Llamo la atención sobre este detalle para que en las próximas manifestaciones se trate de evitar que particularmente en el caso de los motoconchistas no se cuelen ciudadanos haitianos que ni siquiera votan en las elecciones de la República Dominicana, por lo cual no tienen nada que buscar en esas movilizaciones.

Creo que la causa que se defiende tiene suficientes dominicanos a su favor como para que no sea necesaria la presencia de extranjeros con un precario español y cero conocimientos de la Constitución de nuestro país.

El uso de haitianos en manifestaciones políticas no es nuevo en la República Dominicana, sino que se remonta a los tiempos en que se recurría a esos ciudadanos para abultar muchedumbres, una evidente pérdida de tiempo, ya que a la hora de la verdad éstos no podían favorecer con su voto a quienes los utilizaban, sobre todo a partir de que se adoptaron medidas para evitar el voto fraudulento de personas sin calidad.

Es el caso actual, cuando sabemos que la fortaleza del sistema electoral dominicano impide el voto a quienes no estén registrados en el Padrón de Concurrentes que maneja la Junta Central Electoral, del cual los partidos reconocidos disponen de copias fieles.

Siendo así las cosas, ¿qué buscan haitianos en las manifestaciones de los partidos nacionales si a la hora del voto esos extranjeros no pueden ejercerlo?

Es por ello que insisto en la necesidad de cuidar la pulcritud de las manifestaciones, de modo que no se tengan argumentos creíbles para restarle méritos el esfuerzo de concentración de masas.
Aquí sabemos de sobra quiénes tienen verdadera capacidad de movilización de masas y quiénes no. Los primeros no necesitan recurrir a trucos, y los segundos ni siquiera con acrobacias
callejeras pueden llenar una plaza.

En todo caso, serían estos los que pudieran tener alguna justificación para hacerse acompañar de personas no autorizadas a participar en demostraciones de campaña, pues de otra forma sus manifestaciones serían como actos entre familia corta.

Dejo estas inquietudes con el propósito de que se busque la forma de no involucrar a extranjeros en los actos y quitar así elementos de cuestionamiento al fin que persiguen las manifestaciones de referencia.

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