Marcha verde: el 14 de julio en Santiago

Al momento del movimiento marcha verde comenzar sus actividades, escribí diciendo: “se le está dando inicio a un proceso que de continuar como va puede convertirse en el hecho político y social de mayor envergadura ..

I.- Las marchas verdes en sus inicios

1.- Al momento del movimiento marcha verde comenzar sus actividades, escribí diciendo: “se le está dando inicio a un proceso que de continuar como va puede convertirse en el hecho político y social de mayor envergadura de los últimos cincuenta años, por la indignación presente en amplios sectores de las capas medias; por lo firme que ha comenzado el calor de los participantes y el deterioro de la situación actual”.

2.- Me llamó la atención ver a mujeres y hombres de cierto nivel académico marchando espontáneamente; sin la orientación de un partido del sistema, ni dominados por un politiquero. El accionar político sincero, intuitivo, demuestra determinación, posición que puede traducirse en automática logrando extenderse a medida que las marchas se hagan con mayor regularidad.

3.- Las marchas verdes contra la impunidad y la corrupción, prueban que sus actores tienen ideas propias, ingeniosas, agudas, que sirven de motivación a los convocados. En política lo ocurrente llega aglutinar; y si los dirigentes prueban ser portadores de criterios chispeantes pueden aglutinar a su alrededor a amplios sectores de la sociedad, hasta ese momento de comportamiento tímido, indeciso o indiferente.

4.- El medio social dominicano está saturado de actos que repugnan hasta al más indiferente. Lo mejor está rebosado de hechos dolosos que ocurren sin ser sancionados. De ahí que el fastidio causado por la corrupción sin sanción mueve, impulsa a la protesta hasta el más indolente.

5.- Una vez la indignación toma ribetes de masas, la movilización popular se hace incontenible. La repulsa a que se haga gárgaras sin consecuencias con los dineros del erario, concita, excita voluntades, agita sentimientos. Sentirse el pueblo burlado en su patrimonio económico, genera ánimo para amotinarse.

6.- A los que se benefician de la corrupción y son protegidos con la impunidad, no les resulta fácil apaciguar a los amplios grupos sociales que consideran que el fruto de su trabajo ha sido robado impunemente. No hay forma de contener a un movimiento de personas convencidas de que la vara de la justicia no ha alcanzado a los que se han enriquecido robando sin sanción alguna.

7.- Aquel que se siente burlado, sin mucho esfuerzo se moviliza; le da riendas sueltas a su rebeldía; se mantiene inquieto ante la tolerancia, viendo la impunidad en su propia cara. No hay nada de sosegado en aquel que decide ponerle término a la calma, a la actitud placentera, para convertirse en el más decidido inquieto. El más bonachón se transforma en un terrible desapacible.

II.- Un gran despegue de masas

8.- A medida que las marchas verdes tomaban impulso expuse: “lo que estamos viendo es el comportamiento de un pueblo que ha dado un cambio absoluto dejando atrás la actitud inofensiva; cambiando la tranquilidad por actividad; convertido en avispado, agitado, en marcha, probando ser combativo, luchador”.

9.- Los movimientos de masas que están haciendo acto de presencia en diversos pueblos del país con la consigna contra la corrupción, demuestran que se ha operado un giro, un viraje positivo en lo que a despertar de las masas se refiere. Lo que pinta la realidad es un andar; moverse para hacerse sentir en la calle, accionando y voceando, pregonando, manifestándose en la vía pública, clamando justicia y que termine el reino de la impunidad.

10.- No es lo mismo el pueblo hablando en voz baja, susurrando, secreteando, que a todo pulmón expresar su disgusto con sentido político en el curso de una movilización popular. Así como las masas se comportan sumisas, obedientes a los dictados del poder, también saben rebelarse, manifestarse indócil, ingobernables. El acatamiento llega a su final una vez los de abajo rompen la sumisión y la subordinación, dándole inicio a la insubordinación.

11.- Los momentos en los cuales los pueblos se quejan, lamentan y claman sin ser escuchados es porque se mantienen quietos, tranquilos, viviendo en la pasividad. Pero una vez dejan de ser los eternos sufridos y los querellosos, su situación cambia una vez se activan en las calles, exigiendo con firmeza lo que antes pedían con ruego, por piedad.

12.- El cambio de rumbo político de los pueblos se expresa cuando modifican su actitud de combatir y no continuar aceptando tranquilamente el desprecio en su contra. Las señales de transformar su proceder frente a sus adversarios, puede ser mediante la protesta cívica, como ocurre con las marchas verdes, o violentas que es la más alta expresión del accionar de las masas.

13.- La decisión del pueblo de dar una respuesta nueva movilizándose es un indicio, una muestra de que ha tomado la determinación de no limitarse a amagar y no dar; que quiere rubricar con su presencia en la plaza pública un salto cualitativo diciéndole a los que han utilizado el robo de los dineros del erario para enriquecerse impunemente.

14.- Las masas populares, hombres y mujeres del pueblo, en un ambiente nuevo se movilizan rompiendo el nudo que les ataba a la resignación, el vínculo que les impedía salir adelante. Ahora con frescura y actitud diferente, en acciones innovadoras, salen al frente aquellos que hasta hace poco lucían entregados, conformistas, mansos, sumisos, tolerantes ante los excesos, desafueros y atrevimientos de corruptos de cuello blanco y cuello sucio.

15.- Las masas adquieren la conciencia necesaria y se hacen dueñas de su destino desde el momento que por convicción infunden energía y combatividad, lo que les permite despertar en la política para tomar caminos liberadores.

16.- Cuantas veces las masas movilizadas toman las calles, tienen éxitos y avanzan hacia la conquista de amplias y nuevas victorias. La realidad demuestra la acción del pueblo paraliza la prepotencia de los grupos de poder.

III.- Inmovilidad de las marchas verdes. Algo ha fallado

17.- Por la razón que sea, en los últimos tiempos se ha observado que el órgano marcha verde se ha debilitado en su accionar; su poder de convocatoria se ha quebrantado; luce que se ha consumido ese movimiento que probó en sus comienzos alto dinamismo, gran viveza y presteza para poner las masas populares en tensión.

18.- En las movilizaciones de los pueblos siempre hay que tomar en cuenta el contenido, la esencia, el fondo político y social que sirve de motivación a las mismas. Resulta determinante que los más calificados y lúcidos dirigentes mantengan su reloj político en hora para comprender qué sirve de motivación a los sectores que se procura que accionen. En cada momento conviene saber el fondo que sirve de motivación a la convocatoria, porque solamente una causa con sentido social justifica la citación a un encuentro popular.

19.- La participación de ciudadanas y ciudadanos en actividades cívicas, sociales o políticas deben responder a objetivos concretos a alcanzar en una determinada coyuntura histórica porque un reclamo vacío conduce a resultados fallidos que se traducen luego en frustración, aniquilando el espíritu, el dinamismo de todo lo que significa diligencia y celeridad para triunfar.

20.- El clamor popular de las masas debe tener respuesta a los fines de que no se marchite el entusiasmo que les sirve de motivación y las impulsa a mantener vivo el deseo de obtener lo que se han propuesto con su brega. Mover al pueblo con el único fin de mantenerlo en la calle no conduce ni resuelve nada desde el punto de vista de la lucha social.

21.- La actividad política debe responder a un programa previamente concebido, el cual ha de recoger los objetivos que se proponen alcanzar sus sostenedores. Aquellos que tratan de movilizar a las masas populares están en el deber de explicarles el alcance de lo que se procura con el accionar.

22.- El trabajo político dirigido a las masas populares debe ser lo suficientemente claro para que sea comprendido y aceptado por los mejores hombres y mujeres de la sociedad, los cuales responden con su presencia cuantas veces se les explica con claridad, en forma nítida el alcance de los puntos contenidos en la proclama que sirve de fundamento programático a la convocatoria.

23.- Los métodos de lucha política se elaboraron tomando en consideración los escenarios donde se han de aplicar, los actores que los han de llevar a la práctica y frente a quienes se van a oponer.

24.- En política el optimismo no puede guiarnos al entusiasmo absurdo de subestimar al adversario, porque la prematura efervescencia a veces lleva al fracaso convirtiéndose la ilusión en postración y depresión. Hay que tantear el triunfo, así como también la posibilidad derrota.

25.- Poner en movimiento a una gran parte del pueblo entraña motivación a que se ponga en tensión con la finalidad de lograr el objetivo que con su pasividad no había alcanzado, de donde resulta que al ser estimulada responde a la exaltación persuadida de halagüeños resultados.

26.- La realización de un proyecto político que aspira a ser distinto a los existentes en lo que a método y programa se refiere, debe ser dirigido para actuar con suma inteligencia, sentido objetivo y práctico; y en ningún momento perder la lucidez para mover con razonamientos convincentes, argumentos concluyentes, fines loables y alcanzables.

IV.- Ante u n nuevo llamado de marcha verde

27.- Ahora, nuevamente, marcha verde ha llamado a contribuir a la reactivación de las movilizaciones multitudinarias, tomando como base las consignas que en su momento impulsaron al pueblo a las movilizaciones con entusiasmo desbordante.

28.- Los coordinadores de marcha verde han llamado a una actividad de contenido cívico a efectuarse en Santiago, el día domingo 14 de julio, con el objetivo de: a) contribuir a la reactivación contra la corrupción en todas sus manifestaciones; b) persistir en la urgente necesidad de una justicia independiente, que juzgue y condene a los corruptos obligándoles a devolver lo robado; c) denunciar y enfrentar los actos de corrupción en todas sus modalidades; e) contribuir a un amplio apoyo a los reclamos comunitarios por mejores condiciones de vida y respeto a sus derechos humanos; f) respaldar las justas demandas de los diferentes sectores sociales del país; y, g) todo aporte a la defensa de la dignidad nacional y el estado de derecho en la República Dominicana.

29.- En nuestro país, procede contar con el apoyo de lo mejor de la sociedad dominicana toda actividad que tenga por finalidad el adecentamiento de la vida pública y el fortalecimiento de las instituciones para hacer más llevadera la vida democrática.

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