Hasta Europa se inquieta

Durante la conmemoración del desembarco de los aliados en Normandía esta semana, la reina Isabel II le observó al presidente de Estados Unidos ..

Durante la conmemoración del desembarco de los aliados en Normandía esta semana, la reina Isabel II le observó al presidente de Estados Unidos Donald Trump que la humanidad no debía ahorrar esfuerzos por mantener las instituciones globales surgidas tras el conflicto.

No parecía que tuviera mucha trascendencia para la mayoría de las agencias internacionales que apenas registraron la expresión. Pero viéndolo en contexto, el llamado resulta trascendente. Algo similar a lo dicho por la reina Isabel II de Inglaterra declaró en París el presidente Enmanuel Macron ante el mismo presidente Trump.

Es una subyacente preocupación global por la paz, en medio de tensiones artificiales que empujan a las grandes naciones a retrotraerse a una época superada, tiempo después de la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Con la expansión de los mercados y la apertura, la interdependencia entre las naciones ha sido la característica predominante, pero la administración de Trump alienta el aislacionismo y la unilateralidad en la toma de decisiones, como los excesivos aranceles contra competidores que se levantan como valladar para el intercambio comercial.

Afortunadamente, sus pares han sido cautos y privilegian la búsqueda de consensos para devolver el dinamismo a los mercados, liberando los intercambios de sesgos ideológicos, de modo que predominen las reglas de juego previstas en convenciones y tratados de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Aunque ese es el aspecto más llamativo en los diferendos del momento, la actual administración norteamericana había desatado críticas desalentadoras a la ONU, y especialmente contra agencias como la Unesco. Además, se desmarcó del acuerdo global sobre cambio climático patrocinado por la ONU para establecer medidas para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que ya había suscrito el presidente Obama.

Simplemente incomprensibles resultaron los cuestionamientos a la participación norteamericana en la financiación de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), como eje de equilibrio frente a Rusia.

Nada de eso parece que preocupa a los ciudadanos norteamericanos, siempre que continúe el ritmo de la economía, se mantenga el pleno empleo (apenas un 3.6% de desempleo) y sigan mejorando los salarios.

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