No existe la tierra de nadie

La primera vez que vine a este lugar me dio miedo y casi náuseas. Existía una zona llamada Tierra de Nadie. Porque operaba como lugar libre sin la tutela de las autoridades de Haití .

CARRIZAL, Comendador.- La primera vez que vine a este lugar me dio miedo y casi náuseas. Existía una zona llamada Tierra de Nadie. Porque operaba como lugar libre sin la tutela de las autoridades de Haití o República Dominicana.

En este lugar existía un importante paso fronterizo “formal” por el que se supone de maneja gran parte del comercio dominico-haitiano y por tal motivo, un lugar estratégico por su proximidad Puerto Príncipe, el gran mercado vecino para los dominicanos.

Digo que “existía”, porque ambos gobiernos tenían allí sus oficinas de aduanas y estaba bajo vigilancia militar, pero había mucho de todo menos orden y formalidad.

Abundancia de suciedad, ambiente desordenado, contenedores colocados por aquí y por allá, vendedores, traficantes, contrabando y todo tipo de comercio ilícito, en un caos con escasas condiciones para que las autoridades locales y haitianas realizaran su labor de control.

Un desorden perfecto. El caldo de cultivo para alimentar grupos dedicados al contrabando, tráfico humano y todo tipo de actividades ilícitas que florecen cuando el desorden dificulta el control.

Con frecuencia se daban situaciones de confrontación y momentos de tensión. El marzo pasado ocurrió una muy explosiva, posiblemente porque se sumaron los beneficiarios del caos, dominicanos y haitianos, y promovieron un enfrentamiento originado del lado haitiano, que obligó a los soldados dominicanos a repeler el ataque de una turba. El incidente terminó con un haitiano muerto y dos heridos. Quizás era un intento de frustrar el proyecto para poner limpiar y ordenar la casa. La estrategia equivocada, porque este hecho hizo que se acelerara el proceso.

Ayer, cuando llegué a Carrizal pasadas las 8 de la mañana, para la inauguración del Puesto Interagencial de Gestión Coordinada de Frontera, no reconocí el lugar. Parecía que una escoba gigante barrió el sucio, maloliente y desordenado muladar que conocí, y una mano mágica creó un lugar ordenado, limpio, con cada cosa en su lugar. Y en el centro, una práctica construcción de tres pisos, cuyo interior no tiene que envidiar a una buena oficina.
Está bien presentado y con el equipamiento adecuado para que las entidades estatales que intervienen en la frontera laboren en un ambiente que invita al trabajo y la eficiencia.

Ya no existe la Tierra de Nadie, y en coordinación con el gobierno vecino se recompuso el trazado de la línea fronteriza. Para asegurar el control, se construyó una verja perimetral de 3.4 kilómetros. Entré al área y tuve que preguntar al General Guerrero Clase (que dedicó mucho tiempo al proyecto) donde quedó ahora la línea que marca la frontera, y me respondió mostrándome una verja impecable color verde a uno 30 metros de lugar donde estábamos parados próximo a la entra principal del Puesto Interagencial, el 4 de su tipo que instala el Ministerio de Defensa. Junto a la verja existe una comunidad haitiana.

En el puesto convergen y ofrece espacio a los ministerios de Defensa, Agricultura, Salud Pública, Medio Ambiente, y a la direcciones generales de Aduanas, Migración y el Ministerio Público; que compartirán sus actividades jurisdiccionales con agencias e instituciones castrenses: Ejército, Policía, J-2, DNI y DNCD.

El Ministro de Defensa, Teniente General Rubén Paulino Sem, del Ejército, dijo en su discurso, y comparto ese enfoque, que y uno de los primeros y más importantes resultados del proyecto interagencial es que las entidades del Estado vinculadas a la frontera “hemos aprendido a trabajar juntos y con eficacia”.

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