PARIS. Tras el incendio que sufrió proponen una restauración innovadora y sostenible de la emblemática catedral parisina. Un techo acristalado que permite la entrada de luz; ventilación y tecnología que transforman la luz solar en electricidad; rematado por una nueva aguja y un marco de madera.

Mientras que el edificio principal de la sublime “dama de piedra” que ha vigilado la cultura cristiana y occidental desde hace siglos se mantendrá igual, su parte superior podría dar un salto hacia el futuro con un nuevo techo que incorporaría los últimos avances del presente en diseño arquitectónico y tecnología ecológica.

El arquitecto Vincent Callebaut propone un proyecto sostenible que conjuga ingeniería ecológica, economía circular, energías renovables, inclusión social, agricultura urbana y protección de la biodiversidad, así como belleza y la elevación espiritual, para restaurar la catedral de Notre Dame, cuyos techos devoró un incendio en abril de 2019.

Este experto belga asentado en París denomina a este proyecto Palingénesis (“renacimiento”, “regeneración”, en griego) y señala que su objetivo es asimilar la venerable nave de piedra, para integrarla naturalmente como un injerto arquitectónico vegetal que armonizaría con el techo, además de una aguja, en un solo gesto: “en un solo trazo curvo de lápiz”, explica.

Desde los cuatro hastiales (parte superior triangular de la pared o muro de un edificio), se respetaría la geometría original del ático de 10 metros de altura y, a medida que se avanza hacia la cruz del crucero (intersección entre la nave principal y otra transversal), su sección triangular y sus techos inclinados de 55 grados se estirarían gradualmente para formar una aguja vertical.

“Así, las cuatro líneas del techo y las cuatro líneas de las costillas del techo se doblan y se unen en armonía hacia el cielo, produciendo una geometría paramétrica y luminosa”, informa a Efe Aurore Delcourt, asistente de Vincent Callebaut Architectures, VCA.

Construido con vigas de madera laminada cruzada, pretensadas, con listones de fibra de carbono, el nuevo marco de roble utilizaría una cantidad mínima de materiales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y ofrecer la mayor transparencia a la catedral, con una arquitectura pura y elegante que invitaría a elevar nuestra espiritualidad, según VCA.

Pararrayos espiritual

Las cuatro grandes vigas de cadera se orientarían hacia los puntos cardinales y, entre las cuatro crestas que le dan al techo su carácter sofisticado, sus curvas reincorporarían, una sobre la otra, las dieciséis estatuas monumentales de cobre forjado de los doce apóstoles y los tetramorfos que simbolizan a los evangelistas, que se retiraron, afortunadamente, cuatro días antes del incendio.

El gallo hallado en los escombros tras el desastre coronaría la aguja, como un “pararrayos espiritual” y protector de los fieles, y la nueva arquitectura de la aguja, sería como un sudario levantado desde la piedra angular del crucero, que evocaría el renacimiento, el misterio de la catedral y la resurrección de Cristo, y bajo el cual emergen la vida y la renovación, según VCA.

Este proyecto busca convertir a Notre Dame en un edificio que produzca más energía de la que consume mediante el “injerto arquitectónico” de vidrieras góticas y tridimensionales que producirían toda la electricidad, el calor y la ventilación que la catedral requiere, utilizando sistemas pasivos (sin aparatos electromecánicos) y energías renovables avanzadas.

El marco de madera de este proyecto estará revestido de cristal subdividido en elementos facetados en forma de diamante, y hechos con un material que absorbe la luz y la transforma en energía, que se almacenada en un sistema de celdas de combustible de hidrógeno y desde allí se redistribuiría a toda la catedral.

El emblemático templo parisino ha sido rediseñado mirando al futuro.

Ingeniería ecología sobre piedras centenarias

Estas “escamas cristalinas” se colocarían en la parte inferior del marco, de modo que se cree un flujo de aire hacia la parte superior de la aguja, produciendo una ventilación natural, que imita a una chimenea accionada por el viento y funciona de forma similar al interior de un montículo de termitas.

“Además, este techo con su aguja proporcionan un espacio que acumulará aire caliente en invierno para aislar mejor la catedral, y se ventilará con aire fresco en el verano, gracias la evaporación-transpiración de las plantas que se situarán dentro del edificio”, indican desde VCA.

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