En la República Dominicana se aspira a la práctica de la honestidad y el comportamiento ético en el gobierno. Para los fines, los partidos políticos del sistema no sólo deben ocuparse de crecer, sino que deben contribuir con la formación de ciudadanas y ciudadanos convencidos de que los integrantes de un partido y de un gobierno, son servidores del pueblo. La gente está acostumbrada a ver los políticos sirviéndose en lugar de servir. Esta realidad va a cambiar en la medida en que los partidos políticos asuman programas educativos dirigidos a lograr un cambio de mentalidad en la ciudadanía.

Se está en un momento oportuno para poner en marcha acciones que contribuyan con la educación política de la ciudadanía, despertando el interés de participar en política para servir y vivir dignamente sin enriquecerse de forma ilícita.

En el artículo 13 inciso 8, de la ley 33-18, dice que los partidos están en el deber de promover la ética ciudadana y los valores cívicos.

El artículo 34, obliga a las organizaciones políticas a formar ciudadanos con profunda vocación de servicio al país y convicción democrática para el desempeño de las funciones públicas. Conforme al artículo 35 de dicha ley, cada partido reconocido instituirá un sistema de educación política, sin perjuicio de los programas de estudio que desarrolle internamente.

Conforme a la ley, la dirección de los partidos, establecerá cada año un programa de formación y educación cívica, política y electoral, donde se promuevan los valores democráticos y la institucionalidad en todo el país. En el artículo 62, establece que los partidos, deben destinar no menos de un 10% a los gastos de educación y capacitación. Si se logra lo planteado, veremos futuros gobiernos con buenas prácticas de honestidad y ética en la República Dominicana.

Si a los partidos políticos les interesa la educación de la población, deben tener en cuenta estos elementos de la ley.

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