Este espacio, inaugurado en el 1976, tiene un presupuesto que fluctúa entre los 120 y 130 millones de pesos cada año

Desde el año pasado, el Jardín Botánico Nacional Doctor Rafael María Moscoso, uno de los parques temáticos de carácter científico más importantes emplazado en el Gran Santo Domingo, arrancó un proceso de remozamiento de algunas de sus áreas, proceso que avanza de forma lenta debido al limitado presupuesto, a pesar del apoyo que recibe de entidades privadas.

Uno de esos espacios que se busca reacondicionar es el emblemático Reloj Floral, ubicado próximo a la entrada de este pulmón verde. En noviembre del 2018, el director del Botánico, Ricardo García, y el vicepresidente ejecutivo de Pinturas Popular, Rubén Acevedo, dieron el primer picazo para iniciar la obra que estimaron estaría lista en tres meses, y en la que se invierten 2 millones de pesos.

La construcción todavía no ha sido finalizada, aunque debió haberse logrado en el primer trimestre de este año. “Aunque los trabajos no van al ritmo que estimamos, el Reloj Floral ya está en un 80%. Específicamente se están dando toques finales a la restauración de la obra artística –a cargo del artista Julio Valentín-, y el mecanismo del reloj en pocos días estará listo, así que esta famosa zona del Jardín volverá a tener el verdor que desde el 1976 le ha caracterizado”, indicó García.

“Nosotros, como máximo en un mes y medio estaremos entregando remozado y en óptimas condiciones este espacio”, anunció, al tiempo que apuntó que este Reloj es uno de los más grandes de Latinoamérica, con una altura máxima de 3.5 metros y 20 metros de diámetro.

El Reloj está constituido por dos agujas que miden 7 y 5 metros de longitud. En esta ocasión, la responsabilidad de poner en funcionamiento esas dos manecillas a las que se le agregarán una segundera, es de la empresa Innovaciones Tecnológicas Dominicana (Intedom), representada por el ingeniero Anthony Paulino.

La Gran Cañada

Otra de las obras que no se ha podido culminar, a pesar de que tiene más de un año en proceso de adecuación, es la Gran Cañada, que de acuerdo con García también está casi lista, aunque su acceso está prohibido para el público en general.

En marzo del 2018, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), inició los trabajos de acondicionamiento de este lugar, con una inversión que superaba los RD$44,500,000. Sin embargo, debido a los imprevistos y nuevos cambios a implementar, el costo aumentó a aproximadamente 80 millones de pesos.

García puntualizó que el proyecto, del cual se han extraído aproximadamente 150 mil metros cúbicos de lodo, desechos sólidos y restos orgánicos, se desarrolla con la supervisión del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

“La Gran Cañada también está en última etapa, pues ya se instalaron las bombas, se limpiaron los lagos, y ya se han hecho gran parte de los trabajos más complicados”, declaró García en ese sentido.

“El Jardín Botánico tiene grandes desafíos”, aceptó el director de este espacio de dos millones de metros cuadrados. Aseguró que una de las barreras para terminar esas y otras obras es el presupuesto “tan limitado con el que cuenta la institución”.

“El presupuesto siempre resulta escaso, pero hemos recibido una gran colaboración de empresas privadas y públicas, como es el caso de la CAASD, que ha asumido el saneamiento de la Gran Cañada. Pero también hemos recibido del Gobierno central una mejora para nuestro personal en términos salariales”, manifestó.

“Pero los recursos que recibimos no nos alcanzan para desarrollar todos los proyectos que quisiéramos, o sea, no es por falta de voluntad o planificación, sino falta de recursos. El presupuesto nuestro siempre fluctúa entre los 120 y los 130 millones de pesos todos los años, por lo general varía dependiendo de casos especiales”, agregó.

Entre tanto, otro proyecto todavía sin concluir, es el Sendero Educativo Taíno, cuya construcción, a un costo aproximado de 17 millones de pesos, fue anunciada en el 2015, y busca mostrar a los visitantes cómo ha evolucionado la flora dominicana desde la época de los tainos.

El Sendero tendrá aproximadamente 1.5 kilómetros de longitud y su importancia está en que ampliará la oferta educativa dirigida al sector educativo y al turismo. García señaló que durante el recorrido por el Sendero, que contempla acceso a los servicios de baño, cafetería, casa del explorador, y bohíos tainos, el visitante podrá adquirir conocimientos sobre la biodiversidad de plantas.

El Sendero Taíno aún no ha sido inaugurado, no obstante, los trabajos “van viento en popa”. “Aunque ya está siendo utilizado por los visitantes del Jardín, todavía no hemos dado apertura formal al área -lograda por una contribución del sector privado- porque hay algunos toques finales que tenemos que puntualizar, pero se podría decir que estamos en una etapa de término”.

Plantas Acuáticas

Mientras, otra de las obras rezagada por falta de presupuesto es en el Pabellón de Plantas Acuáticas, que durante varios años ha estado en condiciones de deterioro. Actualmente, la polvorienta edificación tiene dentro peceras dispuestas para ser instaladas, pero, de acuerdo con el Departamento de Relaciones Públicas del Jardín, todavía se están evaluando los patrocinadores de la obra, para darle formal inicio a la construcción.

Según se informó, los planos de este pabellón se estarían reestructurando para mejorar su diseño. “La mayoría de estos trabajos de remozamiento estarán listos antes del último trimestre del 2019. Nos esforzamos para que el Jardín se mantenga como referente de espacio verde para el esparcimiento y la recreación”, acotó García. A pesar de todos estos desafíos, el Jardín Botánico se mantiene como uno de las áreas verdes más importantes, en la que se procura investigar, estudiar y manejar la flora de nuestra isla, pero además fomentar la educación ambiental y la recreación a través de distintas iniciativas.

El Botánico fue un regimiento militar

El Jardín Botánico fue diseñado por el arquitecto Benjamín Paiewonsky y construido por el ingeniero Joaquín Ruiz en 1976 e instituido mediante el decreto No. 456. Su emblema es una hoja de palmera de la variedad denominada “Guanito”. Cuenta con magníficos espacios, como el Mariposario, el Jardín Japonés, el Herbolario, el Arboretum, el pabellón de las Bromelias, el pabellón de los Helechos, entre otros. Diariamente, este espacio de dos millones de metros cuadrado, es elegido por cientos de personas en busca de aire fresco y un contacto genuino con la naturaleza. En los años sesenta y principio de los setenta fue un regimiento militar.

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