Buenos Aires. Cristina Fernández lo ha sido todo en la política argentina. Diputada provincial y nacional, senadora, mujer del jefe de Estado y lo más importante, presidenta durante 8 años con altas cuotas de poder. Ahora, tres años y medio después de dejar la Casa Rosada, deberá sentarse en el banquillo judicial.

El próximo martes, la primera argentina elegida mandataria se enfrentará por primera vez a un juicio por presuntos hechos de corrupción, solo tres días después de haber sorprendido a propios y extraños al anunciar que se presenta a las elecciones de octubre, pero como candidata a la Vicepresidencia.

“Tranquila. Divina. Sólida”, así irá al tribunal la actual senadora, según cuenta su abogado Gregorio Dalbón, convencido de que esta cita no hará “mella” a su clienta en la carrera electoral.

A sus 66 años, Cristina o CFK, como popularmente se la conoce, está acusada de encabezar una asociación ilícita durante su mandato por supuestas irregularidades en la adjudicación de obra pública al empresario Lázaro Báez -encarcelado desde 2016- en la sureña provincia de Santa Cruz, feudo del kirchnerismo.

La Justicia cree que la viuda del también expresidente Néstor Kirchner, y miembros de su Gobierno, crearon un sistema para apoderarse de fondos asignados a proyectos viales.

Pero este no es el único dolor de cabeza para la otrora mandataria, que mientras sea senadora no puede ser detenida.

Tras dejar la Presidencia, una decena de variopintos procesamientos han completado su historial: desde supuestas irregularidades en la venta de dólares por parte del Banco Central a negocios espurios con empresarios o el cobro de millonarios sobornos.

También por el uso de aviones oficiales para enviar periódicos a su residencia en Santa Cruz y por atesorar documentos históricos que según el juez deberían estar en manos del Estado.

“Lo único que les falta es acusarme de la muerte de Kennedy”, llegó a decir Cristina en 2016, cuando se reabrió el expediente en el que se la acusa haber querido encubrir, a través de un pacto con Irán, a los sospechosos de ese país de cometer el atentado contra una mutua judía de Buenos Aires en 1994. Lejos de caer en el olvido, la imagen de Fernández es omnipresente. En unos medios, con continuas loas a su gestión; y en otros, con los que tuvo fuertes cruces durante su Gobierno, constantemente expuesta por los casos de corrupción. De forma reiterada, CFK, que niega todas las acusaciones, se declara víctima de una persecución judicial y acusa al presidente Mauricio Macri de impulsarla junto a los medios de comunicación “hegemónicos”.

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