El otrora peleador criollo conversa con elCaribe desde su residencia en la ciudad de Patterson, Nueva Jersey

Aún cierra los puños y se cuadra como en sus mejores momentos. La factura de 66 años de existencia se podrá notar en cualquier parte, menos en el corazón de Miguel Montilla, uno de los boxeadores más populares que tuvo el país en una ocasión.

Sus días transcurren entre Patterson, Nueva Jersey, y la República Dominicana que, según dice al conversar con elCaribe, es uno de los amores de su vida.

“Estoy como un cañón. Aquí estoy vivito y coleando”, dijo Montilla ayer por la vía telefónica desde la ciudad del llamado “Estado Jardín” de la nación norteamericana. “Vivo feliz, gracias a Dios”, añadió el también excampeón nacional.

Nacido un 14 de julio de 1952 en el municipio de Neyba, provincia Bahoruco, y criado en la ciudad capital, Montilla reside con su esposa de más de 40 años, doña Mireya, y uno de sus cinco hijos, además de un nieto. Contó a este diario que está jubilado en los Estados Unidos tras 22 años laborando en una compañía de vehículos y a la vez tiene otra pensión por su condición de inmortal del deporte dominicano.

“No soy ni rico ni millonario, pero no pido, gracias a Dios. Estoy estable económicamente y lo mejor es que no tengo que pedirle a nadie. Me mantengo de lo que honradamente he trabajado”, dijo con una voz que en varias ocasiones se tornó enérgica.

Ayudar a la juventud

Montilla inició su vida en el boxeo a los 13 años. “Poco después de la muerte de Teo Cruz empecé a ir al gimnasio en la Normal”, dijo el expeleador, quien durante muchos años residió en la calle Marcos Adón del sector de Villa Consuelo.

Recuerda sus grandes peleas, incluidas las que tuvo contra Antonio Cervantes, “Kid Pambelé”. “Fueron dos peleas con él. Él era un buen boxeador. En una nos fuimos a 15 asaltos”, dijo el otrora púgil de las 140 libras (peso welter).

“Pero yo pelee en el Madison (Square Garden de Nueva York) y también enfrenté a Aaron Pryor, a Caja de Bola (Carlos Gil), a (Ricardo) Arredondo y a (Domingo) Ayala”, agregó el criollo, cuya mejor etapa fue en las décadas de 1970 y 1980.

“Tuve una bonita carrera y recibí el apoyo del público, de mi pueblo. Eso fue lo mejor. Tengo bonitos recuerdos de ese apoyo, en lugares como el Madison, por ejemplo”, dijo Montilla, uno de los más carismáticos púgiles que ha tenido el país.

Montilla quisiera la oportunidad de devolver algo a la juventud de la República Dominicana. “Quisiera poder colaborar con los jóvenes de mi país. Cualquier oportunidad que reciba para eso pues la agradeceré con mucho gusto porque me siento en las condiciones de hacerlo y porque creo que puedo hablar de ejemplo”, indicó.

“Gracias a Dios que he tenido un comportamiento de respeto ante la sociedad, nunca he estado envuelto en nada negativo y por eso vivo mi vida feliz junto a mi familia. La juventud siempre necesita esos consejos. En mis tiempos fui ejemplo y lo sigo siendo porque nunca he estado en nada que entre en conflictos con la ley”, expuso.

Montilla, según su registro en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, se retiró del boxeo profesional con una foja de 37 triunfos y ocho derrotas y dos empates. De sus victorias, 26 de ellas fueron por la vía del nocaut.

Sus días discurren entre la familia, los amigos que siempre están al tanto de él y vinculado a Dios junto a su esposa mediante los “Testigos de Jehová”. “Todo muy bien y feliz”, reiteró finalmente.

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