El ex mandatario, fundador del Partido de los Trabajadores (PT), preso desde abril de 2018 por corrupción y lavado de dinero, fue habilitado por la Justicia esta semana para dar su primera entrevista desde la prisión de Curitiba en la que se encuentra. Casi en el mismo movimiento, el Superior Tribunal de Justicia le redujo la condena y abrió la puerta para su libertad.

“No hay problema” si nunca más salgo de prisión, dijo el petista en declaraciones al diario Folha do Sao Paulo, que accedió a entrevistarlo bajo estrictas condiciones de seguridad.

“Tengo la certeza de que duermo todas las noches con mi conciencia tranquila. Y estoy seguro de que (el procurador Deltan) Dallagnol no duerme, y que (el ex juez Sergio) Moro no duerme”, afirmó.

Además, dijo estar “obsesionado” con demostrar su inocencia y la “farsa montada” en su contra, además de desenmascarar a Moro.

Sobre el ex magistrado y actual ministro de Justicia de Bolsonaro, Lula fue punzante: “Moro no sobrevivirá a la política”, disparó. También expresó sus deseos de -en caso de salir de prisión- hablar con la cúpula militar para entender el por qué del odio al PT, después de que su gobierno haya recuperado el presupuesto para las Fuerzas Armadas.

Lula también afirmó que sigue desde la prisión la pelea entre el presidente Bolsonaro y su vice, el militar Hamilton Mourão, y se manifestó “agradecido” con el segundo “por lo que hizo ante la muerte de mi nieto”. Entonces, el general había defendido que la presencia del líder del PT en el funeral del pequeño era “una cuestión humanitaria”.

El pequeño Arthur Araújo, de apenas 7 años, murió el primero de marzo pasado por una bacteria, un recuerdo que provocó el llanto del ex presidente de Brasil. “A veces pienso que habría sido mucho más fácil si yo hubiera muerto. He vivido 73 años, podría haber muerto y dejado vivir a mi nieto”, aseguró.

Además, afirmó que Brasil tiene hoy “el nivel más bajo de política exterior” que vio en su vida”. Y dijo, bromeando, que el ex canciller de su gobierno, Celso Amorim, tiene una deuda por haber dejado al actual canciller, Ernesto Araújo, hacer una carrera en Itamaraty, nombre con el que se conoce el ministerio de Relaciones Exteriores de su país.

Folha obtuvo la entrevista con Lula da Silva después de una serie de peleas judiciales, que se destrabaron el jueves cuando la policía finalmente habilitó el encuentro.

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