La catedral de Notre Dame de París, arrasada por las llamas y convertida en un símbolo de la desolación, no es solo conocida por su apabullante valor artístico, sino también por haber sido escenario para la imaginación de cineastas y literatos en muchas obras.

Entre las más significativas están la obra Notre Dame de París. En 1831, Víctor Hugo publicó una novela que fue un fresco del París de 1482 y con la que lanzó un mensaje sobre el estado lamentable en el que se encontraban las iglesias medievales. Creó el personaje de Quasimodo, que posteriormente pasaría a ser conocido como “el jorobado”, encargado de tocar las campanas de la catedral y servidor del arcediano.

De este personaje nace The Hunchback of Notre Dame (1939). Es la primera adaptación al cine de la novela de Víctor Hugo, con un brillante Charles Laughton en el papel del jorobado y Maureen O’Hara como Esmeralda, el objeto de deseo del arcediano de la catedral. Le seguirían decenas de filmes, aunque el más famoso es, sin duda, el de 1956 con Anthony Quinn y Gina
Lollobrigida.

Disney repitió título (“The Hunchback of Notre Dame” -1996-) para su adaptación animada de la historia de la catedral parisina, pero como es habitual en su cine, la llenó de color, de humor y de ternura, para felicidad de los niños y horror de los amantes de la tenebrista obra de Víctor Hugo. La ficción creada por Víctor Hugo tuvo un importante resurgir con la adaptación para el teatro musical, titulada Notre Dame de Paris (1998), recuperando de esta forma su título original. Con música de Richard Cocciante, fue un enorme éxito que se tradujo en adaptación a nueve idiomas -entre ellos el español- y que este año superó las 5,000 representaciones.

Baile, pintura y videojuegos

“Notre Dame de Paris” (1952). Mucho antes, una de las grandes voces de la chanson francesa, Edith Piaf, le dedicó una bella canción. “En el París de Notre Dame, de Notre-Dame de París, hay un vagabundo que tiene la espalda cargada, de llevar Notre-Dame sobre su espalda. Se toma por Quasimodo”, cantaba La mome con esas erres que caracterizaban su música. La historia de la catedral también llegó al ballet, de la mano del gran coreógrafo Roland Petit, que estrenó su pieza “Notre Dame de Paris” (1967) en la Ópera de París e hizo de ella uno de los emblemas de la compañía, con música de otro grande, Maurice Jarre.

“La consagración de Napoleon” (1804) es la representación pictórica más conocida del interior de la catedral, realizada por uno de los clásicos de la pintura francesa, Jacques-Louis David, que dio a su cuadro toda la grandilocuencia necesaria para reflejar la megalomanía del emperador.

“Assassin’s Creed Unity”

(2014)
Hasta la cultura más moderna ha llegado el peso y el valor de Notre Dame, concretamente al mundo de los videojuegos, con la octava entrega de una de las sagas más populares, la de Assassin’s Creed, que ubicó esta aventura en el París de la Revolución Francesa y uno de sus principales escenarios es la catedral. La catedral de Notre Dame ha aparecido también en el cómic, en aventuras de Batman, como bello escenario de películas que recorren París -Before Sunset (2004), Midnight in Paris (2011) o Charada (1963)-, pero hoy en la cabeza de todo amante de la cultura, queda la imagen descrita por Víctor Hugo en su novela.

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