Colombo, Sri Lanka. Al menos 207 personas murieron y cientos resultaron heridas en ocho explosiones que golpearon iglesias y hoteles el domingo en Sri Lanka, según las autoridades, en el peor episodio de violencia en el país del sur de Asia desde el final de su guerra civil hace una década.

La policía impuso un toque de queda y realizó una redada a las afueras de Colombo, donde se produjeron las últimas detonaciones. Después de que la policía entrara en la localidad de Dematagoda se registraron al menos dos explosiones, al parecer cuando los ocupantes de una vivienda detonaron explosivos para evitar su arresto. La policía dijo que había al menos 450 heridos.

El ministro de Defensa, Ruwan Wijewardena, describió los ataques como terrorismo y los atribuyó a extremistas religiosos.
El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, expresó su temor a que la violencia pudiera desencadenar inestabilidad en el país y su economía.

Desde el final de los 26 años de guerra civil, en los que los Tigres de Tamil, un grupo rebelde insurgente de la minoría étnica tamil, buscaban la independencia de la mayoría budista de etnia sinhala, se han producido brotes esporádicos de violencia étnica y religiosa.

Pero la escala de los sucesos del domingo recordaba a los peores días de la guerra, en la que los Tigres de Tamil y otros grupos rebeldes atacaron el Banco Central, un centro comercial, un templo budista y hoteles populares entre los turistas. Nadie se atribuyó la responsabilidad de las explosiones. Las autoridades sospechaban que dos de las detonaciones eran obra de atacantes suicidas, indicó la fuente de seguridad, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a hablar con la prensa. Entre los muertos había feligreses y huéspedes de hotel.

Gobiernos de todo el mundo condenaron los ataques, y el papa Francisco incluyó una mención a la masacre al final de su mensaje tradicional del Domingo de Resurrección. Horas más tarde se registraron otras dos explosiones a las afueras de la capital, según el brigada Atapattu, portavoz del Ejército de Sri Lanka. Una de las detonaciones ocurrió en una casa de huéspedes de Dehiwala, donde murieron al menos dos personas. La octava fue en Dematagoda, a las afueras de Colombo.

Soldados vigilan una iglesia, donde ocurrió una de las explosiones.

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