En el año 2015 alrededor de 9,000 personas murieron en el país por enfermedades relacionadas a la mala alimentación, como la presión arterial, glucemia y colesterol alto, así como a la obesidad, sobrepeso y riesgos alimentarios directos.

Esto significa que de cada cinco muertes registradas en el país, una está relacionada con esta causa.

Los datos fueron dados a conocer durante la presentación del informe “La comida insana en la República Dominicana”, por parte de activistas de Justicia Alimentaria y la Alianza por la Comida Saludable que componen entidades como la Confederación Nacional de Mujeres del Campo (Conamuca), la Asociación Nacional de Enfermeras (Asonaen), el Observatorio Nacional para la Protección del Consumidor (Onpeco), entre otras, el cual revela que el consumo de comida procesada, alta en grasas trans, azúcares añadidos y sal está relacionado con el 20% de las muertes que se registran cada año en el país.

El estudio detalla que en la República Dominicana ha aumentado considerablemente el consumo de “comida que enferma” como los snacks, las papas fritas de bolsa y congeladas, las pizzas, hamburguesas, cereales, palomitas de maíz para microondas, galletas o pasteles, refrescos, mermeladas, helados, margarinas, precocinados, entre otros.

De hecho, es el segundo país detrás de Bolivia donde más ha crecido el consumo de refrescos en el continente americano, según un estudio del mercado de bebidas carbonatadas.

La vocera del colectivo, Celeste Solano, resaltó que la investigación puso de manifiesto que el consumo de alimentos no saludables está vinculado al 68.8% de las enfermedades isquémicas del corazón; al 42.9% de la diabetes; al 42.1% de los casos de cáncer de colon; al 41.9% de los infartos; al 11.8% de la hipertensión cardiaca, al 6.44% del cáncer bronco traqueal y el 4.7% de la enfermedad crónica del riñón.

Dijo que las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares constituyen la primera causa de mortalidad general en el país, provocando el 25% del total de muertes registradas, el 10% de las consultas, el 6% de las emergencias y el 80% de los ingresos hospitalarios no obstétricos de adultos en los servicios públicos del país.

Detalló que entre un 40 a un 55% de las dolencias cardiovasculares pueden atribuirse a la alimentación insana, un 45% de las diabetes y entre un 30-40% de algunos cánceres como los de estómago y colon.

Más impuestos y etiquetado claro

Según Solano, adquirir la conciencia de una alimentación saludable depende, no solo de la educación y concienciación individual, sino también de la aplicación de políticas públicas que contribuyan a abaratar los costos de los productos frescos del campo como frutas, vegetales, verduras, legrumbres y granos, tomando en cuenta que la alimentación industrializada suele ser más barata.

Asimismo, sugiere la colocación de impuestos a los alimentos hiperindustrializados para desincentivar su consumo, así como un etiquetado obligatorio que ofrezca de manera detallada los ingredientes utilizados y los riesgos que encierra su consumo para la salud.

Solano también exhortó establecer límites a la publicidad que condiciona su compra, especialmente la dirigida a niños. En ese sentido, dijo que la industria alimentaria invierte en el país alrededor de RD$33 mil millones solo en publicidad, lo cual supera el presupuesto invertido en salud.

Consumo de azúcar y sal excede el recomendado

Según la investigación el consumo de azúcar en el país excede al menos cuatro o cinco veces el máximo recomendado. Agrega que en los últimos 15 años se ha incrementado su consumo en un 47% . Lo mismo ha sucedido con la sal, la cual se consume más del doble recomendado por la Organización Mundial de la Salud y que se encuentra escondida en la alimentación procesada, la cual eleva la presión arterial y el riesgo de desarrollar hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares, además de insuficiencia renal.

La industria alimentaria ejerce gran influencia

El documento cuestiona la estrategia de los gobiernos para combatir la obesidad, el sobrepeso, diabetes, enfermedades cardiovasculares y demás enfermedades asociadas a la comida insana, por considerar que la misma se ha focalizado en poner la responsabilidad sobre las decisiones individuales y no sobre los determinantes sociales que han llevado a que una de cada cinco personas enferme a causa de lo que comen. “La industria alimentaria se ha convertido en un agente poderosísimo con enorme capacidad de condicionar”.

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