¡Siempre los protocolos!. Si se aplican como se conciben, sirven para prevenir. Pero si no se aplican, entonces son causales de trastornos.

Se trata de los protocolos médicos. Esos procedimientos que deben ser seguidos en los centros asistenciales para determinadas dolencias y pacientes, pero que al no ser observados según los mandatos prescritos, se han convertido en causas de mortalidad en la población infantil y materna. Los estudios y propuestas abarrotan, y la cantidad de seminarios, talleres y conferencias sobre la materia son innumerables.

Si se asume la afirmación de que en el país, para los temas generales, todo está estudiado, diagnosticado y previsto, cuando se focaliza en aspectos puntuales como la salud, entonces parece una conclusión obvia, que se entra en redundancia, en una especie de llover sobre mojado.

Pero por eso no hay que abandonar los estudios. Siempre aportan algo nuevo en el marco teórico. Lo lamentable es que en la práctica, las recomendaciones y hallazgos se convierten en letra muerta. Es una realidad. No puede, sin embargo, provocar desánimo ni pereza. Porque los descubrimientos siguen desnudando situaciones que se dan con tanta frecuencia que alarman y preocupan.

La semana pasada, por ejemplo, una investigación realizada por los doctores Agustín Díaz, Leandro Feliz y Carlos Ruiz Matuk determinó, entre sus principales hallazgos, que la falta de apego a los protocolos incide en los partos prematuros.

La investigación analizó 1,544 casos de ocho hospitales públicos y de autogestión del Gran Santo Domingo y Santiago. El propósito del estudio fue identificar los factores de riesgo en partos prematuros. Un detalle importante es el planteamiento que hacen los autores en el sentido de que el apego a los protocolos, una buena historia clínica y una cervicometría a todas las embarazadas entre las 16 y 24 semanas de gestación para medir la longitud del cuello uterino podría hacer la diferencia en la detección precoz de los partos prematuros que constituyen más del 8% de los nacimientos y provocan el 35% de las muertes neonatales en el país.

Sencillamente, este triste hallazgo es una muestra de cuán importante es cumplir los protocolos, para prevenir la prematuridad en los partos, que también terminan en un grave problema, de salud y económico. Cada día en una unidad de cuidados intensivos neonatal cuesta 20 mil pesos.

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