Si sumara los millones ganados en loterías que nunca he jugado y que me llegan por correo electrónico, mi fortuna superaría las del más celebrado de los corruptos dominicanos. ¡Vamos, hombre, no exageremos porque eso es imposible! De todas formas sería mucho dinero, más de lo que sabría contar sin necesidad de una calculadora.

Mi buena suerte aumentó hace años cuando me llegó un correo con la supuesta rifa final del Fondo de Fideicomiso de la Organización de las Naciones Unidas a nombre de un Departamento de Asuntos Humanitarios del Reino Unido, con sede en Baley House, Hard Road Sutton, Greater London, con saludos especiales del secretario general de la ONU de entonces, Ban Ki-moon. Resulté ganador en una lista de 47 millones de correos electrónicos en una selección aleatoria desde el Internet, me decían, como parte de su programa de promoción internacional de ese año.

Después de una votación computarizada, mi cuenta de correo, según el caritativo mensaje, adjunta al número de serie 06-3434, obtuvo los números de la suerte 154/4456/011, lo cual me convirtió en uno de los ganadores de la rifa. Me correspondía pues la adorada suma de 650 mil libras esterlinas, premio que debía reclamar en tres semanas a la Secretaría de Hacienda de Naciones Unidas. Para evitar retrasos y complicaciones, me recomendaban que citara mi número de referencia a UNESCO 35447XN con el número de lote UNESCO 090102XN en cada correspondencia en la que pedían mi nombre completo, dirección, correo, números de teléfono y fax, sexo, ocupación y nacionalidad.

Como ya había ganado por correo internet tantas otras loterías de esa naturaleza, decidí donar este dinero a cualquier interesado que lo necesitara, razón por lo cual compartí todos estos datos, a condición de que saludaran de mi parte al Secretario General por la amable felicitación que me hiciera llegar con el anuncio de mi premio.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

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