Nos entrenamos para la vida a un alto precio, nos preparamos para retos esperados e inesperados pero sabiendo siempre que el factor sorpresa asecha tras la puerta. El futuro solo le es revelado a aquellos que llegan hasta el límite de sus recursos presentes. El futuro no solo se ve a través de sueños y planificaciones, también es visible desde los cristales del corazón donde Dios proyecta su palabra viva, llena de riqueza y certeza.
Nuestro futuro tiene como materia prima su palabra, las varillas de su propósito y el concreto de la fe, por tanto, prepara calzada y abre camino para que Dios vaya contigo y no temas ni te intimides. Las pruebas que te obstruyen el paso te preparan para las puertas que se abrirán de par en par.