Innovando la vida

Señor director. Seria cosa normal que vayamos por la vida tomando en cuenta aquello que aprendimos y lo que quisimos aprender y fuimos postergando.

Señor director. Seria cosa normal que vayamos por la vida tomando en cuenta aquello que aprendimos y lo que quisimos aprender y fuimos postergando. También que vayamos por la vida tomando en cuenta aquello que nos molestó y fue la causa de nuestro fracaso, para de alguna manera enmendarlo o evitar que nos vuelva a suceder. O sea que, se hace necesario y hasta imprescindible consultar nuestro pasado.

Pero esta revisión debe de ser objetiva y fluida, no debemos detenernos mas tiempo del necesario revisando o consultando nuestros anteriores actos y consecuencias. Hay que hacerlo a consciencia y a manera de observador distante, ajeno a las emociones que se podrían generar o renacer. Debemos soltar el pasado lo más eficazmente posible. Ahuyentar sus fantasmas y mirarlo como a ese globo que soltamos y con tanta facilidad dejamos ir, o como lo hacemos con ese rio en el que nos dimos un buen baño pero lo dejamos atrás, agradeciendo su favor.
Sabemos que nos esperan otros ríos y nuevos baños, así que seguimos adelante, sin remordimientos. Las personas suelen aferrarse demasiado a las cosas y quedarse suspendidas en el tiempo, ya sea acaparando o añorando, la vida les sucede pero no la sienten tal cual, la viven desde el pasado, desde aquella niñez o juventud que no supieron asimilar y trascender, esperando aquello que no lograron y queriéndolo realizar en sus hijos, a quienes les transmiten sus frustraciones y anhelos como si fueran propios.

La palabra innovar tiene un contexto muy peculiar, in (en, introducir), novar (nuevo), o sea que, cuando estamos innovando, estamos “introduciendo lo nuevo”, ese debería ser nuestro slogan todo el tiempo, “Innovando la vida”, es decir, introduciendo lo nuevo en nuestra vida. Y ¿Qué precisamente es lo nuevo? Aquello que no conocemos, eso que nos regala a diario la vida; el despertar a un nuevo amanecer, dispuestos a estrenar nuevas emociones y sensaciones, ninguna debe ser similar a lo ya vivido, pues tiene un nuevo ingrediente, cada día trae una alegría por descubrir y hasta un dolor por sentir, vivirlo, agradecerlo, echarlo a un lado y seguir adelante, como ese rio que dejamos atrás en busca de otros ríos.

Innovemos, dejemos de imitar, de redundar en lo mismo y estudiar minuciosamente el pasado para enmarcarlo en el presente una y otra vez. Dediquémonos a crear, inventar, descubrir…, y si lo desean patenticen sus hallazgos, pero sin detenerse en la contemplación de un éxito o un fracaso muerto, ya que el pasado pierde vida y debemos sepultarlo, se petrifica.
La felicidad no es estática, hay que seguir nutriéndola y esto se consigue con nuevas aventuras y logros, con nuevas ansias de vivir. Soltemos el pasado y dejemos que brote nuestra imaginación, como lo hacen los nuevos retoños en el viejo árbol. No nos quedemos con ramas gastadas y hojas secas, soltémosla y permitamos a los nuevos retoños surgir, nutriendo nuestras raíces con cosas nuevas, para así eternizar nuestra verdadera esencia, que se renueva cada día en ese incesante latir universal.
Idalia Harolina Payano Tolentino
Colaboradora

Posted in Correo de lectores

Las Más leídas