Quisqueyanos valientes, alcemos
Nuestro canto con viva emoción,
Y del mundo a la faz ostentemos
Nuestro invicto, glorioso pendón.

¡Salve! el pueblo que, intrépido y fuerte,
A la guerra a morir se lanzó,
Cuando en bélico reto de muerte
Sus cadenas de esclavo rompió.

Ningún pueblo ser libre merece
Si es esclavo, indolente y servil;
Si en su pecho la llama no crece
Que templó el heroísmo viril,

Más Quisqueya la indómita y brava
Siempre altiva la frente alzará;
Que si fuere mil veces esclava
Otras tantas ser libre sabrá.
Himno Nacional

Con la celebración el miércoles 27 de febrero del 175 aniversario de la independencia nacional cerramos las actividades del mes de la patria. El 26 de enero día del nacimiento de Juan Pablo Duarte se inicia el mes de la patria donde se celebran en el país diversos actos que incluyen enhestamiento de la bandera nacional en todos los recintos militares, escuelas, instituciones públicas y privadas. Durante este mes, es celebrada la independencia de la República Dominicana, por ello los colores blanco, azul y rojo, los símbolos patrios, el Himno Nacional, a la Bandera, el Escudo y los Padres de la Patria, están muy presentes en el país a través de los periódicos de circulación nacional, en muchos programas de televisión, recintos militares, en las escuelas, instituciones públicas. En esta fecha es común que en los hogares se coloque la bandera frente a las casas como una señal de dominicanidad, además se realizan desfiles, misas, ofrendas florales, charlas y conferencias. Es un mes marcado por un ambiente patriótico.

En el marco de la celebración del 175 aniversario de nuestra independencia cabe preguntarnos ¿Estamos viviendo la República Dominicana que soñaron los Padre de la Patria y quienes lucharon por nuestra independencia?

Hemos logrado grandes avances como sociedad, pero todavía siguen presente males que tienen un fuerte impacto en nuestro país. Vivimos en una sociedad donde muchas veces los límites entre valor y el precio han desaparecido a favor de este último, donde lo que vende, lo que hace titulares, lo que escandaliza es también considerado lo que vale y lo que cuenta. Sigue siendo una tarea pendiente el problema de la impunidad que a su vez favorece la pobreza y la violencia. La superación del clientelismo y el problema de la corrupción siguen siendo un gran mal de nuestra sociedad que permean las instituciones públicas. La violencia, la inseguridad ciudadana, la desigualdad social, el narcotráfico, el microtráfico y el consumo de drogas constituyen males que afectan a la familia. A su vez la desconfianza en los partidos políticos, el Congreso, la Policía y la justicia hace necesario repensar y reflexionar sobre el compromiso de mejoramiento de la democracia dominicana.

Muchos de los factores anteriormente mencionados provocan que muchas personas deseen irse del país. En 2017 una investigación de Barómetro de las Américas estableció que el 42 por ciento de la población nacional tenía intención de irse a vivir o trabajar en otro país. Ese mismo año, Latinobarómetro arrojó que un 60% de los dominicanos quería emigrar del país. En una encuesta más reciente publicada en diciembre de 2018 la firma Gallup señalaba que el 49 por ciento de los dominicanos deseaba emigrar del país.
Esta realidad nos conduce a preguntarnos ¿vale la pena luchar por nuestra patria o es mejor tomar el camino del olvido, el desinterés, la no participación o irse del país?

En el marco de la celebración del 175 aniversario de nuestra independencia la consigna debe ser que vale la pena luchar por nuestra patria, por una mejor República Dominicana. El desinterés, el olvido o la desidia no debe ser el horizonte de los dominicanos. Nuestro horizonte debe ser el que nos legaron nuestros padres fundadores de la República. El ejemplo debe ser el de los jóvenes trinitarios que un 16 de julio de 1838 juraron por su honor luchar por una República Dominicana libre, independiente y soberana de toda potencia extranjera. Su ejemplo debe iluminar la realidad dominicana en la actualidad, pues ellos recibieron una herencia histórica y lucharon para transformarla, ellos no aceptaron de forma pasiva lo que recibieron, sino que lucharon, tuvieron fracasos, adversidades y diferencias, pero nos legaron un panorama distinto, una república libre y soberana. Ellos recibieron y transformaron, ellos construyeron la historia de una República Dominicana libre y soberana con sangre y sacrificio.

Su ejemplo nos lleva a preguntarnos ¿Qué significa amar nuestra patria hoy? Amar nuestra patria significa no aceptar de forma pasiva los males sociales y las debilidades institucionales y políticas que nos afectan. Amar nuestro país significa valorar lo que somos, apreciar lo nuestro, nuestra fe, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra historia y nuestros sueños. El ejemplo de los trinitarios que asumieron activa, responsable y críticamente su tiempo, debe ser nuestra inspiración. No queremos una República Dominicana sin valores, no queremos una patria sin justicia.

Luchemos por superar los males que afectan nuestra sociedad con el mismo esfuerzo y entrega como lucharon nuestros padres de la patria. Luchemos por una cultura política marcada por un comportamiento responsable y coherente con la vivencia de los valores, que permita dar continuidad al proyecto de Nación soñado por los Padres de la Patria.

Luchemos para que la honestidad sea guía del comportamiento de quienes dirigen las instituciones públicas. En este mes que acabamos de finalizar el mes de la patria es necesario recordar a quien debe ser el paradigma de honradez, honestidad y transparencia, para todo dominicano que participe en la política pública: Juan Pablo Duarte. En 1844 al regresar de Baní, donde fue enviado a reforzar el frente sur del Ejército Nacional, Duarte entregó a la Junta Central Gubernativa RD$827 que sobraron de los RD$1,000 que le fueron entregados como presupuesto. Duarte acompañó el dinero con una nota escrita por puño y letra en que especificaba, con cifras en pesos y centavos, la forma en que invirtió los RD$173 faltantes.

Luchemos por una sociedad donde prevalezca la justicia, por una sociedad sin violencia y sin desigualdad. Luchemos por el fortalecimiento de la institucionalidad y la transparencia, por acabar con la impunidad. Luchemos por una sociedad donde la justicia y la paz se hagan realidad.

Culmino con las palabras de nuestro padre de la patria Juan Pablo Duarte “trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos”.

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