Dentro de la revolución digital que está habilitando cientos de servicios gubernamentales en línea, vemos que dicha masificación no tiene un componente de accesibilidad planificado.

Medidas como el Registro Único Aduanero (RÚA) de la DGA, empiezan a darnos una muestra de potencia con que el Estado empieza a cristalizar parte de las actividades relacionadas a Año Nacional de la Innovación y la Competitividad; veremos una avalancha de formularios en línea que pueden resultar ineficientes y difíciles de identificar y acceder para el ciudadano.

Por esta razón, debe existir una construcción o roadmap hacia la implantación una identificación única del ciudadano en la forma de biometría dinámica a partir de sus datos. Con esto podemos lograr:

1) Tratar los datos de la cédula de identidad más allá de los fines políticos o de votación.

2) Mantener una sincronía de los datos entre documentos (pasaporte, cédula, acta de nacimiento, registro en el RÚA, etc.), para establecer un folder digital para cada ciudadano.

3) Habilitación de la Vox Populi, aprobación o validación del ciudadano a través de datos Biométricos.

4) Extender la figura del Habeas Data que incluya los datos Biométricos, para su aplicación más allá de las huellas dactilares y el reconocimiento facial.

5) Trazar un objetivo para beneficiar a las personas que ya están activas en el mundo digital a través de los actores de la economía digital como Bancos, Aseguradoras, etc.

Con dichas medidas podemos facilitarles a los ciudadanos un mayor control de sus datos, seguridad para las interacciones en línea, protección ante un posible fraude de identidad, privacidad y una mejor gestión de sus cuentas.

De acuerdo con el estudio Identificación digital: una clave para el crecimiento inclusivo, elaborado por el McKinsey Global Institute, este tipo de identificación permite la creación de valor económico al fomentar una mayor inclusión y con ello, un mayor acceso a bienes y servicios. También, permite combatir la informalidad y reducir el fraude, al tiempo que protege los derechos, aumenta la transparencia e impulsa la eficiencia.

Según el estudio, la oportunidad para la creación de valor a través de la identificación digital está creciendo a medida que la tecnología mejora, ya que los costos de implementación disminuyen, el acceso a los teléfonos inteligentes y a internet aumenta diariamente.

La infraestructura digital necesaria que soporta dicha identificación es más asequible que nunca, también el Estado debe contemplar el paradigma de la soberanía de datos y dar el paso hacia la Nube.

Esto hará posible que la economía digital emergente pueda saltar de la identificación basada en papel a la tecnología biométrica, permitiendo un ecosistema digital propio, a través de una autenticación cada vez mas económica y precisa. Manos a la obra.

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