Ayer la frontera entre Colombia (Cúcuta) y Venezuela (Táchira) era un escenario de fiesta y solidaridad con un concierto promovido por la oposición venezolana por la entrega de “ayuda humanitaria” para los venezolanos que sufren la grave crisis. Del otro lado, el gobierno de Nicolás Maduro montó una respuesta festiva que en forma alguna podía competir con el espectáculo del lado colombiano.
Pero nadie puede vaticinar cómo podrían terminar los hechos durante el día de hoy, cuando los gobiernos de la región contrarios a Maduro empujarán para entregar esa ayuda, en base a una orden del autoproclamado presidente Juan Guaidó. Sería entrar a Venezuela por la fuerza.
Es obvio que en un escenario como ese puede ocurrir cualquier cosa. Ayer la oposición anunció que en Cúcuta, donde están las ayudas almacenadas, también están los presidentes de Colombia, Iván Duque; Chile, Sebastián Piñera, y Paraguay, Mario Abdo Benítez, en apoyo a la entrega.
Desde Washington, Estados Unidos declaró que cree que las Fuerzas Armadas Venezolanas permitirán que la ayuda entre, pero consideraría a los guardias responsables si las cosas acabaran en un “derramamiento de sangre”, según le atribuye la agencia española Efe un funcionario estadounidense.
Ya ayer la sangre corrió en otro punto fronterizo, entre Venezuela y Brasil. Dos personas murieron y 15 resultaron heridas, después de un incidente en una comunidad indígena, que presionaba para que se permita la “ayuda humanitaria”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha mantenido una política en favor de la no violencia y llamó a evitar enfrentamientos. Es bueno señalar que las misiones humanitarias internacionales son auspiciadas por esa entidad, que no forma parte de una “ayuda” que deviene en acción política. Antonio Guterres, el secretario de la ONU planteó que es importante “despolitizar” la ayuda humanitaria, actitud que ha mantenido.
Guaidó ha reiterado que la ayuda reunida por Estados Unidos y otros países entrará a Venezuela “sí o sí” hoy sábado.
Lo que se advierte es que la “ayuda humanitaria”, un gesto formalmente hermoso, pasaría a ser forzoso. Se desea, mediante este acto de presión, precipitar los acontecimientos.
Esperemos que esta ayuda no provoque un escalamiento de la violencia.
