La Saline, el rostro de la miseria que empuja a jóvenes haitianos a protestar

Puerto Príncipe, 21 feb (EFE).- El barrio de La Saline, uno de los más peligrosos de Puerto Príncipe, es el vivo rostro de la pobreza en la que viven mas de la mitad de los 10 millones de haitianos y que empuja a miles de jóvenes a salir a protestar contra el Gobierno de Jovenel Moise.

Puerto Príncipe, 21 feb (EFE).- El barrio de La Saline, uno de los más peligrosos de Puerto Príncipe, es el vivo rostro de la pobreza en la que viven mas de la mitad de los 10 millones de haitianos y que empuja a miles de jóvenes a salir a protestar contra el Gobierno de Jovenel Moise.

La precariedad en esta zona, en la que se calcula que viven hacinadas en torno a 30.000 personas, es extrema y muchas familias tuvieron que salir huyendo el pasado mes de noviembre debido a la violencia de las bandas armadas que operan en este lugar.

El pasado 13 de noviembre al menos 59 personas murieron en La Saline, en lo que la Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos de Haití (Rnddh), calificó como una «matanza de Estado».

La organización, que identificó a 45 de los fallecidos, atribuyó lo ocurrido a bandas armadas que operan con el supuesto apoyo de miembros de la Policía de este país, que atraviesa por una situación de inseguridad muy grave.

En un recorrido por varias calles de La Saline, Efe conversó con una decena de jóvenes y su mensaje es el mismo: «El Gobierno no hace nada, no hay trabajo, el país está destruido».

La mayoría de estos jóvenes aseguran que mañana, viernes, acudirán a la protesta que ha convocado el Sector Democrático y Popular, un grupo integrado por varios líderes opositores y sectores sociales, que exige la renuncia de Moise, a quien responsabilizan de la grave crisis económica.

Con una inflación que alcanzó el 15,1 % en diciembre del año pasado, una fuerte devaluación del gourde, la moneda oficial, y una tasa de desempleo superior al 50 %, Haití cumple este jueves dos semanas de tensión política y social después de las violentas protestas de los últimos días que han causado al menos 9 muertos.

En las protestas de los últimos días, la gran mayoría de las personas que han salido a las calles, son jóvenes, en un país en el que se estima que cerca del 70 % de la población tiene menos de 35 años.

En La Saline, donde los vecinos explican que no tienen luz ni agua en sus viviendas y que no hay colegios ni centros médicos, el descontento contra el Gobierno es palpable.

El joven Reginal, de 31 años, que desde hace meses no encuentra empleo como albañil, dijo a Efe que Moise tiene que renunciar porque confía en que con un cambio de Gobierno la situación del país mejore.

Sin embargo, otros como Barane, que trabaja como cobrador de autobús, aseguró que aunque está enfadado con el Gobierno no cree que vaya ir a la protesta porque «no quiere tener problemas».

Mientras varios niños corretean por las calles sin asfaltar que se enlodan cada vez que llueve, Kikine Basquin, de 24 años, muestra a Efe su humilde vivienda con suelo de tierra en la que vive con su hijo, a quien casi apenas puede alimentar porque gana al día unos 35 gourdes ( 0,43 dólares) vendiendo agua.

Frente a la estación de Policía, en la que según los vecinos hay un único agente, Efe fue testigo de cómo dos jóvenes armados se paseaban por las calles de esta zona de la capital, donde se producen conflictos armados, tanto entre grupos criminales como entre estas bandas y la Policía Nacional.

A poco más de un par de kilómetros de distancia de La Saline, en la plaza Italia, ubicada frente al Palacio Legislativo, se han refugiado en un improvisado campamento unas 300 personas que salieron huyendo tras la matanza del pasado 13 de noviembre.

Al pie de una de las tiendas de campaña, el dominicano Emelson Herrera, que lleva 31 años en Haití y que trabaja habitualmente como guía turístico, explica que estas personas viven de la limosna porque nadie tiene empleo.

La inestabilidad política en Haití también supone un duro golpe para el sector turístico en el que el país había puesto sus esperanzas.

En el mercado de artesanías situado en la carretera Panamericana, a la altura del hotel Montana, en Petion Ville, los vendedores aseguran que desde que se iniciaron las protestas no han logrado vender artículos porque no hay turistas.

La otra alternativa que les ha quedado a los jóvenes haitianos es la de la emigración, y en los últimos 3 años cerca de 300.000 haitianos han emigrado a Chile en busca de un futuro mejor.

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