Mucha cautela

En el empeño por trascender a la arena internacional, República Dominicana ocupa un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En el empeño por trascender a la arena internacional, República Dominicana ocupa un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, dio un paso hacia adelante estableciendo relaciones diplomáticas con China Popular y activa en la mayoría de los foros regionales.

Tras el reconocimiento de China, el país está sometido a presión de Estados Unidos. Y no está en capacidad de resistir. De abogar por el diálogo en Venezuela, el gobierno pasó a apoyar las posiciones norteamericanas. Un alineamiento que pone distancia con otras naciones que ven esa actitud con ojeriza.

La defensa de los principios de no injerencia en los asuntos de otros países se debilita cuando un país se afilia a una nación poderosa que promueve abiertamente la acción directa contra un tercer país.

Ya estamos bailando en una denuncia del gobierno de Cuba, en el sentido de que el territorio nacional ha sido utilizado por Estados Unidos para apalancar una invasión a Venezuela. Cuba asegura que entre el 6 y 10 de este mes “se detectaron vuelos de aviones de transporte militar desde Estados Unidos hacia bases en Puerto Rico, República Dominicana y otras islas caribeñas, seguramente sin conocimiento de los Gobiernos de esas naciones”.

Es una denuncia muy grave. La Cancillería dominicana la ha negado, lo mismo que el Ministerio de Defensa. El ministro Rubén Paulino Sem explicó sin embargo que tropas dominicanas y estadounidenses realizan ejercicios rutinarios de búsqueda y rescate en la Bahía de las Calderas, en Baní, una base de la Armada dominicana. Son ejercicios rutinarios que ambos países efectúan cada dos años.

El jefe de la Fuerza Aérea Dominicana se limitó a señalar: “A nosotros esa información no nos merece ninguna opinión en particular”, según publicó el Listín Diario el pasado jueves.

Se critica con dureza la denuncia cubana, pero República Dominicana no debe olvidar que mientras la embajada norteamericana apoyaba el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch en 1963, las agencias secretas de EEUU dirigían los planes golpistas de los militares y los oligarcas criollos.

Es decir, que una cosa es la agenda pública y otra la secreta. El país debe ser muy cauto con todo lo que acontece en torno a Venezuela.

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