Con frecuencia cuando hablamos o pensamos en distancia, lo hacemos tomando como referencia los espacios, las posiciones de los demás con relación a nuestra posición.

Es lógico que cuando hacemos referencia a la lejanía, quienes nos escuchan lo relacionen con distancia física.

En realidad, tanto distancia como lejanía hacen referencia a trayectos, que en el caso de la lejanía lo define como un lugar remoto o distante.

En el caso de la distancia, una de sus definiciones la describe tanto como un espacio físico como de tiempo. Pero también existen los niveles emocionales para hacer referencia a ambos términos, en espacial al de la distancia.

Es en este contexto en el cual me fundamentaré para desarrollar esta entrega.

Y es que a nivel de las emociones se cataloga a la distancia como a la falta de comunicación, a la frialdad con que se tratan dos o más personas que aún estando físicamente cerca, en la misma casa, en la misma habitación, e incluso, en la misma cama.
Estar físicamente lejos, para nada tiene que ver con estar distante.

Eso es sumamente distinto.

Algunas veces están más lejanos y ajenos a nosotros aquellos a quienes vemos a diario, aquellos con quienes convivimos, aquellos con quienes compartimos todos los días una breve o una extensa conversación.

En muchos casos, la vida nos brinda sobrados ejemplos de personas que encontrándose a cientos de kilómetros unos de otros, están más cerca y más unidos que nunca.

En lo personal este tiempo me ha demostrado que distancia no es siempre sinónimo de lejano.

He aprendido que aún físicamente a miles de kilómetros podemos sentirnos muy cerca de aquellos que amamos y que nos aman.
En ese terreno las comunicaciones juegan un rol muy importante, pero también nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y esa manera especial de estar presente en cada momento especial.

He aprendido que muchas veces estamos rodeados de muchas personas, que incluso, dicen querernos mucho, pero en realidad estamos terriblemente solos.

He aprendido que nada es más fuerte que lo que sentimos y lo que a su vez otros sienten por nosotros, que nada une más que un beso y nada ata más que un “Te amo”, así solo sea desde la cámara de un smartphone.

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