El acceso desenfrenado a la tecnología por parte de los niños, incluso bebés, trae consigo consecuencias que afectan su salud

De la preocupación que tenían nuestros padres porque permanecíamos mucho tiempo viendo televisión, se ha dado paso a un desasosiego provocado por la facilidad de acceso a las herramientas tecnológicas que se disponen hoy, como los teléfonos inteligentes y las tabletas que, en muchas ocasiones, hacen de “sustitutos” de niñeras o cuidadores de niños.

La Asociación Japonesa de Pediatría empezó una campaña para restringir el uso prolongado de los celulares y tabletas en los infantes. Ésta, al igual que otras asociaciones como la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatria, alertan en que los bebés, entre cero a dos años, no deben tener contacto alguno con la tecnología; de tres a cinco años deben ser restringidos a una hora al día, mientras que de seis a 18 años, la restricción debería ser a dos horas al día.

La realidad en nuestro país dista mucho de esas sugerencias. Es fácil comprobarlo. Los padres se muestran incapaces de poner control, por comodidad o por falta de autoridad, algo cada vez más perceptible.

Consecuencias

Conductas agresivas, obesidad, alteraciones del sueño, aislamiento, falta de contacto físico con su entorno, trastorno de concentración y atención, son algunas de las consecuencias que acarrea el uso adictivo de la tecnología en los niños.

En Francia, en el 2008, se aprobó una ley que prohíbe a las cadenas francesas de televisión, editar, difundir o promover programas infantiles destinados, específicamente, a niños menores de tres años para evitar que esto interfiera en su sano desarrollo. Además, en ese país, en el 2018, se prohibió que jóvenes menores de 15 años usen móviles inteligentes en las escuelas, explica la psicóloga Vanessa Espaillat.

“Los medios electrónicos y los smartphones crean adicción cuando el cerebro del niño no está preparado para su uso. Otros de sus riesgos es desarrollar trastornos de atención y concentración, dificultades de vinculación y de apego, y el aumento de las conductas agresivas. Producen también alteraciones del sueño y obesidad, cuando se vuelve una conducta adictiva”, dice la especialista.

Asimismo, asegura que los niños y jóvenes menores de 15 años no tienen la madurez para usar un teléfono inteligente con internet sin riesgos, porque todavía no han desarrollado una consciencia crítica que le permita elegir con prudencia el material al que tiene acceso.

Alarmas que advierten sobre cómo afecta el inadecuado uso del celular en los niños

-Aislamiento y adicción
-Aumenta la dispersión
– Obesidad
– Falta de sueno
-Aumento de agresividad
-Retraso en el desarrollo,lenguaje y
contacto humano.

Vanessa Espaillat, psicóloga.

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