Despójate de lo que no eres

Señor director. Si hemos hecho un recuento de fin de año, de los sueños logrados, los postergados y los que no se hicieron realidad, y nos hemos propuesto hacer una limpieza interior, dándole prioridad a los verdaderos anhelos y no a los anhelos del conglomerado general, habremos soltado muchos de esos supuestos sueños y enfocado solo en los que fervientemente deseamos alcanzar este nuevo año.

El mayor problema de nosotros los humanos es ese no saber realmente lo que se quiere, y nos dejamos llevar de la corriente moderna sin consultar con nuestra guía interna, sin reparar en qué es lo que verdaderamente nos satisface y qué no.

Para lograr un éxito existencial y sentirnos satisfechos en cuerpo y alma, debemos despojarnos de todo aquello que no somos, que no nos pertenece y que no nos hace sentirnos identificados y a gusto, todo ese sobrante en el que ponemos mayormente nuestras energías, es el causante de nuestra infelicidad y vacío existencial. Despojémonos de todo eso que nos agobia el alma y nos deja el cuerpo sin ganas de seguir adelante, nada de eso es nuestro.

La mejor forma de hacer esa introspección es precisamente sabiendo qué no queremos, que no nos satisface y que nos molesta y roba la calma y paz de nuestras vidas. Si vamos eliminando todo aquel sobrante, nos iremos quedando solo con aquello que nos hace sentir bien, felices y gozosos. Así nos iremos reconociendo y reconectando con nuestra verdadera identidad, y sabiendo nuestro propósito de vida.

Para hacer esa limpieza debemos ser sordos, no hacer caso de los murmullos externos, hacer silencio, acallar esa vocecita interior que siempre nos está azuzando y exigiendo más de lo que somos y podemos dar, en otras palabras, engañándonos y extorsionándonos, si la escuchamos, no hay forma de sentirnos bien. Hay que bloquear ese diálogo interior que nos acosa y hacer silencio, y será ese precioso silencio el que nos revelará la verdad, y nos hará libres de cargas exteriores ajenas.

Despójate de todo eso que no eres, se tú mismo, identifícate con tu verdadero Yo, vístete con tu propia piel y suelta los disfraces que has estado usando, que no te quedan nada bien y te incomodan. Cierra los ojos y transpórtate a un lugar donde te sientas poderoso, valioso, libre, pleno de dicha y serenidad y has tu conexión contigo mismo, deja atrás los otros falsos “Yo”, suéltalos al viento hasta que se desvanezcan, y entrégate a tu verdadera esencia, fúndete en ella y se inmensamente feliz.

Idalia Harolina Payano Tolentino
Colaboradora

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