Preocupa

Las noticias provenientes de Baní no pueden ser más desconcertantes, acerca del descarado auge de la comercialización de drogas al detalle. Revelaciones sin tapujo acerca de puestos de venta, declaraciones de supuestos vínculos de oficiales policiales y delincuentes.

Las noticias provenientes de Baní no pueden ser más desconcertantes, acerca del descarado auge de la comercialización de drogas al detalle. Revelaciones sin tapujo acerca de puestos de venta, declaraciones de supuestos vínculos de oficiales policiales y delincuentes. Notas de tiempos remotos que sugerían abiertamente cómo se había degrado el ambiente en Baní. Hasta durante una homilía en una iglesia católica se leyó un documento donde se denuncia la falta de acción policial. El detonante: la muerte del oficial Daniel Ramos Álvarez en circunstancias oscurísimas.

En otro extremo del país, en Licey al Medio, Santiago, productores avícolas convocan a los medios de comunicación para decir que han decidido asumir la vigilancia de sus propiedades porque no son sostenibles a causa de los robos rutinarios, y las autoridades no hacen nada para impedirlos. Pero se les censura porque como bien dice la ley es competencia de las autoridades la prevención, vigilancia y seguridad en todo el territorio, pero la desesperación los impulsa a actuar, si fuese necesario, al margen de lo que dictan las leyes.

En otro sitio, Los Alcarrizos, los vecinos de una instalación considerada “fábrica”, pero que para algunos no operaba según algún estándar mínimo de seguridad, y que estalló esta semana, con un saldo de al menos tres muertos y varios heridos, se quejan porque los propietarios del establecimiento no aparecen, ni saben quiénes eran, y tampoco aparece una autoridad que diga que esas personas están localizadas y que deberán responder ante ellos o ante la ley.

Hechos de violencia que no encuentran explicación, o quedan en el olvido. Simplemente, la próxima matanza sepultará la anterior. El asesinato de cuatro personas en Guerra, la madrugada del 29 de diciembre pasado, todavía sigue en el limbo. Ni una sola palabra de las autoridades responsables de la persecución de los crímenes y delitos. En cualquier caso, bastará con que otro desastre lo cubra, y ya ocurrió: el pasado 14 de enero tres personas fueron asesinadas en La Romana.

Así andamos en este país. Preocupa todo esto.

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