Leonel en su laberinto

El diputado Juan Carlos Quiñones, vocero de la facción leonelista del PLD, ha denunciado una trama que afectaría al ex presidente Leonel Fernández “urdida en la oficina de un funcionario del gobierno con la presencia de cinco comunicadores y el director de Dicom (Dirección de Comunicación de la Presidencia), Roberto Rodríguez Marchena”, según publicó el miércoles El Nacional.

El diputado Juan Carlos Quiñones, vocero de la facción leonelista del PLD, ha denunciado una trama que afectaría al ex presidente Leonel Fernández “urdida en la oficina de un funcionario del gobierno con la presencia de cinco comunicadores y el director de Dicom (Dirección de Comunicación de la Presidencia), Roberto Rodríguez Marchena”, según publicó el miércoles El Nacional.

Quizás sin advertirlo, el diputado puertoplateño reconoce el enorme daño que le han causado el ex presidente Fernández y su partido a la pluralidad y el libre de juego de las ideas que deben discurrir en una sociedad democrática.

De por siempre grupos de poder, y en especial los gobiernos, han tenido alguna influencia en las líneas informativas y de opinión de los medios, pero es con la llegada al poder de Leonel Fernández y del PLD cuando se inició en nuestro país una estrategia política para ejercer desde la política una fuerte influencia en la opinión pública.

Leonel, un estudioso de la gravitación de los medios en la formación de patrones de opinión, lealtades políticas, gustos, aspiraciones y expectativas de las personas y los grupos sociales, dedicó tiempo a instruirse y vincularse a la comunicación social.

Dedicó buena parte de su capacitación profesional al tema, llegando a impartir las cátedras de Sociología de la Comunicación y Derecho de Información en la UASD, fue abogado del Colegio Dominicano de Periodistas en un litigio que enfrentó al gremio con los dueños de diarios y posteriormente siendo presidente de la República, cultivó lazos de amistad con representantes de la generación de relevo de algunas familias propietarias de importantes medios.

Es así que cuando el presidente Joaquín Balaguer y Juan Bosch se alían para cerrarle el paso a la presidencia de la República al líder democrático José Francisco Peña Gómez, y lo instalan en el poder en 1996, Fernández ve llegado el momento de valerse del uso de sus conocimientos y emplea los poderosos recursos del estado para construir una gran plataforma de influencia mediática.

Retornado al poder en 2004 para gobernar por 8 años convierte sus teorías en estrategias y líneas maestras para influir entre comunicadores y medios, al extremo de que ya para ese segundo mandato miles de periodistas y otros servidores constituían una amplia red nacional de comunicadores operando en favor de su interés político.

Leonel ha sido siempre un cultor de la estrategia de comunicación propagandística goebbeliana que practica el criterio de que la percepción es tan o más importante que la realidad, y que a fuerza de ser repetida una mentira puede ser convertida en “verdad”, lo que en sociología de la comunicación postulan como “construcción de “realidad”.

A muchos de los integrantes de las redes de comunicadores con Leonel, Marchena los ha convertido en “microempresarios”, como los llama, mientras el ex presidente se enfrenta a un pragmático presidente Danilo Medina que usa la percepción, pero sobre todo los hechos y las acciones, para golpearlo con todo.

Nada, que los lodos en los que resbala hoy, son la cosecha de aquellos polvos sembrados ayer por el leonelismo, que se constituyen en el laberinto mediático que lo enreda ahora.

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